martes, 31 de enero de 2012

Capítulo 10: Reunión Familiar



CAPÍTULO 10: REUNIÓN FAMILIAR

MANSIÓN ÁLVAREZ


En el salón de la casa, don Eladio discute con su hijo Carlos, tras haberle dado una cachetada.



Eladio: ¡Eres un desgraciado!

Carlos: Pero papá ¿Te has vuelto loco o que diablos te pasa? ¿Por qué me pegas?

Eladio: ¡Y más que debería abofetearte, descarado! ¡Todavía tienes la poca vergüenza de preguntarme lo que ocurre! ¡De sobra lo sabes!

Carlos: Lo siento, pero no sé de que me estás hablando…

Eladio: ¿Ah no? ¿Te suena una tal… Alicia Molinos? ¿Se puede saber que te traes con esa mujer?

Carlos: Papá, yo… puedo explicarlo, escúchame.

Eladio: ¡No quiero escuchar nada! No tienes la más mínima decencia. Un hombre de reputación intachable, un ejecutivo al frente de uno de los hoteles más importantes de Miami…

Carlos: Eso es lo único que soy para ti, un empresario, una inversión… (Molesto)

Eladio: ¡No me cambies de tema!

Carlos: ¡No te metas en mi vida!

Eladio: ¡A mí no me hables en ese tono porque te juro que...! (Alzando la mano para golpearle de nuevo)

Carlos: ¡Vamos! ¡Pégame otra vez! Eso es lo único que sabes hacer. En vez de hablar como personas maduras y adultas que somos, no, te limitas a darme voces y a golpearme como si fuera un niñito de 10 años. ¡Vamos! ¿A qué esperas? ¡Pégame! (Desafiante)

Eladio: (Bajando la mano) Eso es lo que debería hacer…

Carlos: Ni siquiera me has dado tiempo de explicarte como han ocurrido las cosas. No sé como te habrás enterado de mi relación con Alicia pero me da igual. Yo mismo os lo iba a contar todo precisamente hoy.

Eladio: No hace falta que me expliques nada. Ya lo sé todo.

Carlos: Alicia no es mi amante, como seguramente estás pensando. Yo la amo, y ella me ama a mí.

Eladio: Por favor hijo, te creía por un hombre inteligente…

Carlos: ¿Qué estás insinuando?

Eladio: ¿Qué qué insinúo? A leguas se ve que esa chica te ha enredado sólo por tu dinero. Seguro es una arribista muerta de hambre a la caza de millonario. ¿Qué crees, que cuando yo tenía tu edad no hubo varias así tras de mi?

Carlos: Ni lo sé, ni me interesa. Yo no soy tú, y Alicia no es de esa clase de mujer, yo la conozco bien y sé que me quiere. Alicia me ama y no le interesa si tengo o no tengo dinero.

Eladio: Eso es lo que dicen todas las golfas de su clase… (Dándole la espalda)

Carlos: ¡No te consiento que hables así de Alicia! (Enojado)

Eladio: (Volteando) ¡Hablo de ella como me da la gana!

Carlos: Ni siquiera la conoces y ya la estás juzgando. A poco y mi mamá también sabe todo esto. ¿Verdad? ¿Quién se lo contó? ¿Mi hermana?

Eladio: Sí, Liliana nos informó de lo que estaba pasando.

Carlos: Yo la mato… (Enojado)

Eladio: Deja de armar dramas y escúchame. Si no dejas de inmediato a esa tal Alicia, te juro que…

Carlos: ¿Qué? ¿Qué vas a hacer? (Desafiante) ¿Me vas a echar de la casa? ¿Me vas a quitar de la dirección del hotel? ¿Me vas a desheredar?

Eladio: No me pongas a prueba… (Desafiante)

Carlos: ¿Sabes qué? Haz lo que te dé la gana.

En ese momento don Eladio pierde los nervios y le suelta una fortísima y sonora cachetada a su hijo. El pobre Carlos se resiente del golpe llevándose una mano a la mejilla izquierda.

Eladio: ¡La próxima vez que vuelvas a faltarme al respeto te vas de mi casa! ¡LO HAS ENTENDIDO!



HOTEL IMPERIAL FLORIDA


En el parking del hotel, Sonia y Miguel se conocen. El hermano de Carlos le entrega a la joven unas gafas de sol que se le había caído minutos antes.



Miguel: Creo que esto es tuyo…

Sonia: Ay, gracias, que despistada soy. Ni cuenta me dí que las había perdido. (Sonríe)

Miguel: ¿Trabajas aquí en el hotel?

Sonia: Sí… sí… soy una de las chicas de servicio.

Miguel: Yo me llamo Miguel, soy… Bueno, me alojo aquí. (Miente)

Sonia: Ah, pues encantada. Lo siento pero como no te he visto por el hotel estos días pues…

Miguel: Es que en estos sitios entra y sale mucha gente cada día, imagino que nunca te haces con las caras. ¿Verdad?

Sonia: Nada, llevo ya un año y medio aquí y nunca me acuerdo de la gente.

Miguel: Me lo imagino (Sonríe, se miran a los ojos)

Sonia: Bueno, ya tengo que irme. Se hace tarde y tengo que llegar pronto a casa. Antes me iba en autobús pero me compré este coche de segunda mano hace poco.

Miguel: Ya se ve… ya… (Burlándose en broma)

Sonia: Jajaja, no te burles, no es tan viejo. Además es lo único que me podía permitir pagar.

Miguel: Yo no dije nada, jajaja. ¿Qué crees que a mí me sobra el dinero? (Miente)

Sonia: Bueno pero te ha dado para alojarte en el hotel Imperial, ¿No?

Miguel: Sí, pero sólo por esta noche. Voy a quedarme a vivir acá en Miami, ando buscando trabajo y bueno… ya sabes.

Sonia: Bueno pues… mucha suerte, encantada de conocerte. (Abriendo la puerta del coche)

Miguel: Disculpa… es que… (Nervioso)

Sonia: ¿Sí?

Miguel: Nada… nada… olvídalo…

Sonia: No, dime. ¿Qué pasa?

Miguel: Me gustaría invitarte a tomar un café… no sé… ¿Te apetece?

Sonia: Ay, es que ahora no puedo… tengo mucha prisa.

Miguel: Podemos quedar otro día, si quieres.

Sonia: Mmm… Bueno, otro día tal vez… (Sonríe. La joven sube al coche y cierra la puerta)

Miguel: ¡Espera! ¡Espera por favor! ¡No te vayas!

Al mismo tiempo que Sonia baja la ventanilla del coche, Miguel le entrega un pequeño trozo de papel con su número de teléfono escrito en él.

Miguel: Toma, por si algún día quieres tomarte un café conmigo. (Sonríe)

Sonia: Gracias…



CASA DE ALICIA


En el dormitorio de la mexicana, la joven discute con su hermano Joaquín.



Joaquín: Ahora mismo me vas a decir desde cuando hace que te estás revolcando con ese imbécil.

Alicia: Mira Joaquín, no quiero discutir de nuevo contigo. Bastante recibimiento me has dado ya antes al llegar.

Joaquín: ¡Habla!

Alicia: ¡Lárgate y déjame sola! No quiero hablar más de esto. Te he dicho que te guste o no, voy a seguir con Carlos.

Joaquín: Papá llega mañana de México… ¿Qué le vas a decir? “Papá, papá, soy la amante de mi jefe” (imitando su voz) ¡Te has convertido en una cualquiera!

En ese momento Alicia se incorpora de la cama y le sacude una fortísima bofetada.

Alicia: ¡Yo no soy ninguna cualquiera! Yo amo a Carlos, para que te enteres y él me ama a mí.

Joaquín: Ese riquillo sólo está buscando una diversión, pasar el rato con una y luego con otra, y tú caíste en su juego.

Alicia: Piensa lo que te dé la gana.

Joaquín: No vas a seguir viéndote con él.

Alicia: ¿Ah no? ¿Y quién lo dice? ¿Tú? Por favor… (Burlándose)

Joaquín: Sí, ríete, ríete lo que te dé la gana… Mañana mismo cuando papá entre por esa puerta, vamos a tener una conversación bien seria los tres sobre esto.

Alicia: Mira Joaquín, no tengo ganas de discutir más sobre este tema. Ya no soy una niña para que ni tú ni mi papá se metan en mi vida.

Joaquín: ¿Cómo que no? ¡Te estás acostando con un casado! ¡Tú lo que no tienes es vergüenza ninguna!

Alicia: Hazme el favor de marcharte de mi cuarto porque te juro que no respondo de mí.

Joaquín: Esto no se va a quedar así.

Alicia: ¡FUERA!

Mientras su hermano se marcha dando un portazo, Alicia se echa en la cama boca abajo y rompe a llorar amargamente. Ella ama a Carlos pero las dos familias no aceptan la relación entre ambos.



MANSIÓN ÁLVAREZ


En el salón de la elegante mansión, Carlos y su padre siguen discutiendo.



Carlos: Contigo no se puede hablar… Me voy… (Se da la vuelta, dándole la espalda para marcharse del salón)

Eladio: (Sujetándole del brazo) ¡NO HE TERMINADO CONTIGO TODAVIA!

Carlos: ¡Suéltame! (Se suelta) ¡Ya no tengo 15 años, no soy aquel adolescente al que le decías todo cuanto tenía que hacer, lo que tenía que estudiar, con quién debía salir, con quién se tenía que casar…

Eladio: Más vale que te calles…

Carlos: Aquel Carlos ingenuo y sin carácter se acabó hace tiempo. Ya no soy el mismo y esto que ha pasado lo vas a tener que aceptar porque me voy a divorciar de Isabel y me voy a casar con Alicia. ¡Te guste o no!

Eladio: Por encima de mi cadáver.

Carlos: Me da igual si lo apruebas o no, no me importa. Pero yo no voy a seguir casado con una mujer con la que no he sido feliz desde el primer día de matrimonio y lo sabes.

Eladio: Todas las parejas tienen problemas, el amor sólo existe en las telenovelas. Eres un romántico ingenuo que todavía cree en esas tonterías. Isabel era la mujer perfecta para ti.

Carlos: Sería para ti, porque si me casé con ella no fue por amor. Fue porque tú así lo decidiste.

Eladio: Yo no te puse una pistola en la cabeza para que lo hicieras. Si te casaste con Isabel fue porque te dio la gana.

Carlos: Por favor, papá, no me hagas hablar…

Eladio: ¡Habla! ¿Qué vas a decir ahora? ¿Qué yo te obligué? Lo que me faltaba por escuchar hoy.

Carlos: Mamá y tú hicieron todo lo posible para que Isabel y yo iniciáramos una relación, cuando yo estaba enamorado de la chica de servicio. ¿Te acuerdas de eso?

Eladio: Claro que me acuerdo. Aquella mugrosa no era digna de ti, igual que tampoco lo es esa tal Alicia Molinos.

Carlos: Tú y tu dichoso clasismo… Estoy harto ya de que vivamos siempre aparentando, aparentando ser unos ricos y exitosos millonarios dueños de tres hoteles. Eso es lo único que te importa, el dinero.

Eladio. Eres un desagradecido. (Molesto)

Carlos: Esta noche en la fiesta de aniversario, voy a anunciar mi divorcio de Isabel delante de toda la familia y amigos, y te guste o no, lo vas a tener que aceptar.

Eladio: Te juro por lo más sagrado, que si te atreves a desafiar mi autoridad… (Desafiante)

Carlos: ¿Me estás amenazando?

Eladio: Sí (Muy serio)

Justo en ese instante, Carlos se marcha del salón dejando a su padre con la palabra en la boca. Carlos no está dispuesto a renunciar a su felicidad.



DEPARTAMENTO DE SAÚL

En el salón del departamento, Saúl y su amante Isabel charlan mientras almuerzan sentados a la mesa del comedor.



Saúl: Hoy es la gran noche, Isabel. Creo que la noticia de tu embarazo va a caer como un jarro de agua fría sobre la familia. (Sonríe)

Isabel: Tu querido primo no va a poder renunciar a su paternidad por esa mugrosa de Alicia. Lo tengo todo previsto.

Saúl: ¿Qué piensas hacer si Carlos decide divorciarse de ti, incluso estando embarazada?

Isabel: No te adelantes a los acontecimientos, mi amor. Deja que llegue la noche y en la fiesta de aniversario te vas a enterar de todo, tú y toda la familia Álvarez Gallardo al completo.

Saúl: ¿Realmente crees que Carlos va a dejar a Alicia por el niño?

Isabel: Te aseguro que si no cancela los trámites del divorcio y renuncia a seguir con esa maldita inmigrante muerta de hambre, se va a arrepentir. Te lo juro.

Saúl: ¿Qué tienes pensado hacer?

Isabel: Si Carlos se divorcia de mí, le amenazaré con marcharme del país con su hijo y nunca más lo volverá a ver. (Sonríe con picardía y astucia)

Saúl: Jajajaja.


CASA DE ALICIA

En el salón, sentadas en el sofá, Alicia y su amiga Sonia, conversan.



Sonia: No me digas que Joaquín se atrevió a golpearte.

Alicia: No, pero me puso de vuelta y media. Me dijo de todo, hasta se atrevió a insultarme.

Sonia: ¡Tu hermano es un sinvergüenza!

Alicia: Mañana llega mi padre a Miami y no sé que voy a hacer.

Sonia: ¿Don Nicolás ya lo sabe? Me refiero… ¿A lo tuyo con Carlos?

Alicia: Sí, pero no sabe que me fui de viaje a París con él…

Sonia: Ay amiga…

Alicia: Si vieras que tierno fue conmigo… me llevó a pasear por los sitios más bellos de la ciudad. Estuvo todo el tiempo pendiente de mí. (Sonríe)

Sonia: ¡Estás enamorada hasta los huesos, jajaja! (Burlándose)

Alicia: (Avergonzada) Carlos es un amor, Sonia. Joaquín no le conoce, no entiende que Carlos me quiere de verdad, que yo no soy un pasatiempo para él como mi hermano cree.

Sonia: Lo sé. A mí tampoco me creyó cuando habló conmigo en el hotel. Tú no veas como se puso.

Alicia: Joaquín tiene mucho carácter pero no es malo, Sonia.

Sonia: Y bueno, volviendo a Carlos… Imagino que en París… bueno, ya me entiendes…

Alicia: No, no entiendo.

Sonia: Ay, por favor, no te me hagas la tonta Alicia, que sabes perfectamente de lo que te estoy hablando.

Alicia: (Mirando al techo) Mmm… (Negando con la cabeza)

Sonia: ¡Te acostaste con él! ¡Sí! ¡Sí!

Alicia: ¡Nooo…! (Conteniéndose la risa)

Sonia: ¡Síiii! Jajaja, esa sonrisa y ese brillo en los ojitos no engañan.

Alicia: Jajajaja, bueno yaaa, tú ganas, sí, sí. Estuvimos juntos.

Sonia: Lo sabía (Sonríe)

Alicia: Y fue el momento más especial de mi vida, Sonia, te juro que jamás me había sentido así con ningún hombre. Fue tan tierno, tan cariñoso… pero a la vez… tan apasionado… Le amo, Sonia, le amo y no quiero que nada ni nadie nos separe.

Sonia: Lo sé.



HOTEL IMPERIAL FLORIDA

De noche, en los jardines del hotel, numerosos invitados acuden a la fiesta de aniversario de don Eladio y doña Claudia, quienes cumplen 35 años de matrimonio. En los verdes y elegantes jardines, la pareja saluda a sus amigos y familiares más allegados. Diversas mesas de tablero redondo, ataviadas con manteles y faldillas de color blanco, decoran el lugar. Varias farolas iluminan levemente los jardines y la luz se refleja en la gran piscina rectangular que ocupa el centro del jardín.

Carlos conversa con su hermano Miguel, en compañía de Liliana y Patrick. Los cuatro, elegantemente vestidos. Los hombres con traje, y la joven con un vestido de noche azul.



Miguel: ¿Cómo es eso de que papá se atrevió a golpearte?

Liliana: Todavía no me lo puedo creer, hermanito.

Carlos: Y eso no es todo, me amenazo con que si no dejo a Alicia, me va a echar de la casa, de la empresa y hasta a desheredar.

Patrick: Con todo respeto, Carlos, pero tu padre se ha vuelto loco.

Liliana: Y que lo digas, cariño (Agarrando del brazo a Patrick)

Miguel: Papá no puede hacerte eso, Carlos. Mira, yo por mi parte, si esa chica te hace feliz, tienes mi aprobación.

Liliana: Lo mismo digo. Siento haber metido la pata hablando antes de tiempo… Pero…

Carlos: Ya no importa, antes o después lo iban a tener que saber.

Miguel: ¿Has hablado ya con mamá?

Carlos: No, no la he visto en toda la tarde. Tampoco quiero conversar con ella ahora, porque creo que no es el momento de debatir este tema y menos en la fiesta de aniversario.

Patrick: ¿Entonces, cuñado, vas a seguir con Alicia?

Carlos: Sí, ya he hablado con mi abogado para que agilice los trámites de divorcio. Quiero terminar mi matrimonio con Isabel lo antes posible.

Liliana: Por cierto, hablando de Isabel, por ahí viene…

Miguel: ¿Qué?

Carlos: ¿Pero quién la ha invitado a la fiesta?

Los tres hombres se dan la vuelta y ven como Isabel llega a la fiesta vestida con un elegante traje de noche de color rojo y un gran escote adornado por una gargantilla de diamantes. La venezolana no pasa inadvertida para nadie. Isabel se acerca a saludar amablemente a sus suegros.



Isabel: Buenas noches, don Eladio, doña Claudia… (Se besan en las mejillas, respectivamente)

Claudia: Isabel, cariño, estás guapísima.

Eladio: Lo mismo digo, toda una dama de sociedad. (Sonríe) Como no podía ser menos.

Isabel: Gracias, queridos suegros. Pues aquí donde me ven, estuve a punto de no venir esta noche.

Claudia: ¿Y eso por qué? (Extrañada) No me digas que vas a darle el divorcio a mi hijo. Tú sabes que cuentas con todo nuestro apoyo y comprensión, hija.

Isabel: Lo sé, además tengo que dar una noticia que estoy segura que les va, no a gustar, les va a encantar (Sonríe astutamente)

Eladio: ¿Ah sí? ¿Y qué noticia es esa tan importante? (Sorprendido)

Isabel: Todo a su tiempo, don Eladio, todo a su tiempo…

Mientras, a pocos metros de ellos, Carlos, Miguel, Liliana y Patrick, siguen su plática con sendas copas de champagne en la mano. Los jardines están llenos de gente. Más de 200 personas, entre amigos, familiares y empresarios, miembros de la alta sociedad de Miami, han acudido al evento.



Liliana: (Mirando a Isabel con recelo) Pero qué aires de grandeza se gasta la tipita esta… por favor.

Miguel: Jajajaja, bueno ya, mejor pasa de ella y disfruta de la fiesta, hermanita.

Liliana: Ay, es que no la soporto… Es peor que el jueves, siempre en medio.

Patrick: ¿Cariño, quieres que vayamos a saludar a tus primos de San Francisco? Creo que acaban de llegar.

Liliana: Sí, todo sea por no ver a la tipita esa… (Mirando a Isabel)

Al mismo tiempo en que Liliana y su novio se marchan entre la gente, Carlos y su hermano Miguel prosiguen charlando.

Miguel: ¿Has hablado ya con Alicia sobre tu divorcio y todo esto?

Carlos: Sí, Alicia ya lo sabe. Lo único que no le he podido contar todavía es la reacción de papá y mamá al enterarse de la noticia.

Miguel: ¿Qué vas a hacer? ¿Tú crees que van a aceptar así como así que dejes a Isabel por Alicia?

Carlos: Ellos verán… (Bebiendo un sorbo de la copa de champagne)

Poco después, en la mesa principal del jardín, don Eladio y doña Claudia se disponen a dar la bienvenida oficial a todos los invitados allí presentes, antes de que la cena sea servida por los meseros. En otra de las mesas, entre la multitud de gente, Carlos se encuentra en compañía de sus hermanos Miguel y Liliana, así como su cuñado Patrick. Los cuatro se disponen a cenar, pero Saúl, les interrumpe.



Saúl: Buenas noches, lamento la tardanza, tenía un asunto pendiente que resolver.

Miguel: Alguna chica, eh, picarón.

Patrick: Este Saúl… ¿Cuándo vas a sentar cabeza eh brother?

Saúl: Jajaja… (Sonríe)

Liliana: Ya, por favor, que no me interesan las intimidades de Saúl.

Saúl: No te enfades, querida prima. Estamos de broma.

Carlos: Creo que deberíamos ir pidiendo que sirvan la cena, ya son las nueve… (Mirando su reloj y mirando a su espalda como si buscara a alguien)

Miguel: ¿Qué miras, Carlos? ¿Buscas a alguien en particular?

Carlos: No… no… estaba… estaba llamando al camarero. (Pensando: ¿Dónde te metiste, Alicia…? ¿por qué todavía no has llegado…? ¿Por qué?)

En ese preciso instante, Isabel se levanta de su asiento, junto a la mesa donde se encontraba cenando en compañía de unas amigas, muy cerca de la mesa de Carlos.

Saúl: Creo que Isabel debió haberse sentado acá con nosotros, no me parece que siendo tu esposa esté ahí, apartada de la familia…

Carlos: Isabel y yo estamos en trámites de divorcio, además ella no estaba invitada a la fiesta.

Saúl: Bueno, primo, no te enojes, sólo es que bueno… ¿Qué dirá la gente, no crees? (Sonríe falsamente)

Carlos: No me importa lo que opine la gente, Isabel no debería estar esta noche acá.

Miguel: Bueno, ya, no discutan. Tengamos la cena en paz, hombre.

La venezolana se acerca a la mesa principal, donde se encuentran Eladio y doña Claudia cenando en compañía de otras dos parejas de su edad, parientes de doña Claudia.



Isabel: Hola de nuevo, disculpen que les interrumpa pero creo que ha llegado el momento de… (Diciéndole algo al oído a doña Claudia)

Claudia: Está bien hija, si quieres puedes tomar el micrófono de la mesa. Ya estamos ansiosos por saber.

En la mesa de Carlos, nuestro protagonista observa como Isabel toma el micro y se dispone a hablar a los más de 200 invitados a la fiesta de aniversario de don Eladio y doña Claudia.

Isabel: Buenas noches, disculpen que les quite unos minutos de su tiempo, en esta noche maravillosa en la que festejamos el aniversario de dos de las personas más queridas por todos nosotros. (Mirando a sus suegros, ellos le sonríen) Quiero aprovechar esta ocasión para hacer público algo que me tiene muy dichosa y llena de felicidad, algo que estoy segura que a MI MARIDO le va a encantar… (Mirando hacia Carlos)

En la mesa de los hermanos Álvarez, todos se quedan extrañados.



Liliana: ¿Se puede saber de qué está hablando la loca esa?

Carlos: No lo sé, pero esto no me está gustando nada…

Miguel: ¿No será que va a despotricar contra Alicia o algo así?

Liliana: Que ni se atreva a armar un numerito delante de todo el mundo, lo que faltaba…

Carlos: No, no es con Alicia… (Mirándola, mientras Isabel le guiña el ojo y sonríe)

Saúl: Dejemos que hable a ver que dice…

Patrick: A poco y ya se habrá pasado con las copas…

Liliana: ¡Patrick! (Dándole un codazo y conteniéndose la risa)

Mientras, junto al a mesa principal, al lado de don Eladio y doña Claudia, y ante más de doscientas personas, Isabel continúa dirigiéndose a los invitados con el micrófono en mano.

Isabel: Esta noche, tengo el placer de anunciar ante todos y cada uno de ustedes…



El silencio se apodera de los jardines del hotel. Todos los invitados se quedan pendientes de la intervención de Isabel, mientras Carlos, Miguel, Liliana, Patrick, Saúl, Eladio y Claudia permanecen atentos a las palabras de la venezolana.

Isabel: Estoy embarazada. Carlos Álvarez y yo, vamos a ser padres. (Sonríe)

Las caras de todos los Álvarez Gallardo reflejan su perplejidad, Carlos no se puede creer lo que acaba de escuchar. Miguel, Liliana y Patrick se miran entre sí, hablando en voz baja entre ellos, mientras Saúl sonríe falsamente mientras enciende un cigarrillo y comienza a fumar. Carlos se queda mudo, sin palabras, mirando a Isabel la cual desde la mesa principal le mira sonriendo pero con la mirada clavada en los ojos de Carlos.

En ese mismo momento, una mujer entra en escena, vemos caminar a esta misteriosa joven vestida de negro. En primer plano, Samantha hace acto de presencia en los jardines del hotel.



Desde la mesa principal, don Eladio la ve, la reconoce. El padre de Carlos sabe que Samantha es su hija secreta, justo en ese instante don Eladio comienza a sentirse muy nervioso y angustiado, cada vez más tenso. El pulso se le acelera por momentos. Samantha se sienta junto a una de las mesas, muy cerca de la mesa de los anfitriones, mirando a don Eladio sin pestañear, sonriente y a la vez desafiante. En la mesa principal don Eladio comienza a sentir que se ahoga, que le falta el aire. El cáncer que padece tiene sus pulmones gravemente deteriorados y en ese momento, el patriarca de la familia Álvarez sufre un desmayo, es una crisis respiratoria muy aguda.

Claudia: !Eladio, Eladio! ¿Qué te pasa? !ELADIOOO!

Desde otra de las mesas Carlos se levanta de su silla alarmado al presenciar el desvanecimiento de su padre delante de todo el mundo. Isabel se queda sorprendida sin saber como reaccionar, mientras Samantha sonríe astutamente. Don Eladio se ahoga.

Carlos: !Papá! !PAPÁAAAAA!

Patrick: !Un médico, por favor! !Que alguien llame a una ambulancia!

Enseguida, sus tres hijos, Carlos, Miguel y Liliana se acercan a su padre.

Liliana: !Papá! !Papá, reacciona, por favor! !Papá!

Miguel: ¿Qué ha pasado mamá?

Claudia: No lo sé, estabamos tan tranquilos escuchando a Isabel y...

Carlos: !PAPÁAAA!

Escuchamos música de tensión, don Eladio no reacciona.

CONTINUARÁ…

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