jueves, 12 de enero de 2012

Capítulo 9: Apasionados



CAPITULO 9: APASIONADOS


PARÍS, FRANCIA


HOTEL SAINT PIERRE

Amanece en la capital gala. París se despereza como cada mañana al mismo tiempo que Europa, mientras América todavía duerme. Multitud de personas comienzan a dar vida a la ciudad, coches, autobuses, estudiantes, turistas de acá para allá, trabajadores… Distintas perspectivas de París sirven como telón de fondo al comenzar este capítulo. Mientras, en la suite del hotel francés, Alicia se despierta entre las sábanas, junto a Carlos, ambos semidesnudos. La mexicana se da cuenta de que él todavía está dormido y sigilosamente se levanta de la cama sin hacer ruido. Carlos duerme de lado. Alicia le da un beso en la frente y otro en los labios. La joven habla consigo misma…



Alicia: Te amo (Sonríe) eres lo mejor que me ha pasado en la vida, Carlos, te quiero. (Mientras le acaricia el rostro suavemente)

Mientras él duerme, Alicia le observa hablándole, a sabiendas de que Carlos no la puede escuchar.

Alicia: Sé que todavía estás casado con ella, pero… pero no me importa. No me importa lo que piense mi padre, lo que piense mi hermano, lo que piensen todos… Sólo sé que te quiero y que eres muy importante para mí… (Silencio)… pero… tengo miedo. Tengo miedo a que todo esto no sea más que un sueño y que en un instante me despierte y no estemos juntos… (Triste)

La mexicana le acaricia el cabello, mientras Carlos descansa, desconociendo los sentimientos y temores de su novia.



MIAMI, FLORIDA

MANSIÓN ÁLVAREZ



En el salón de la casa, don Eladio y doña Claudia platican. Todavía es de noche en Miami.



Eladio: Llevo todo el día y la noche intentando llamar a tu hijo y nada. ¡Carlos no contesta! (Colgando el teléfono fijo) ¿Qué hay de Isabel?

Claudia: (Con el celular en la mano) Tampoco, parece tenerlo apagado. No entiendo nada, la verdad. Llamé al hotel y no saben nada de ella. Es como si se la hubiera tragado la tierra.

Eladio: A poco y de la rabia al saber todo esto se haya marchado a Venezuela, con su familia.

Claudia: Isabel no tiene padres, murieron cuando ella era una niña, no tiene familia allí ya, al menos que yo sepa.

Eladio: Da igual, imagino tendrá primos, tíos… Tenemos que hablar con ella, no podemos permitir que una arribista nos deje en la vergüenza. El apellido Álvarez Gallardo no puede verse ensuciado por algo como esto. ¿Me oyes? Isabel no se puede divorciar de Carlos.

Claudia: Por supuesto que no, y no voy a permitir que Carlos cometa una locura nada más que por revolcarse con una vulgar aventurera. Sólo faltaba. Me voy a acostar, estoy muy cansada. Mañana a primera hora me voy al hotel. Tengo que hablar con Nieves, esa lo sabía todo, estoy segura.

Eladio: Está bien, en un rato subo yo también. Todavía no ha terminado la película.

Claudia: Ok, hasta mañana, Eladio (Besándole en la mejilla)


PARÍS, FRANCIA


HOTEL SAINT PIERRE

En el cuarto de baño de la suite, Alicia se encuentra duchándose tras una elegante y bien difuminada mampara acristalada. La joven enjabona su cuerpo bajo el agua cálida de la ducha, mientras piensa en la noche vivida junto al hombre que ama. Alicia está tan ensimismada en sus pensamientos que no se da cuenta de que alguien la está observando desde hace rato, escondido tras la puerta del baño. Mientras la mexicana sigue en la ducha, ajena a la indiscreta mirada del misterioso desconocido, Alicia continúa lavándose el cabello suavemente. En la ducha, la joven siente como una tibia mano acaricia su espalda, con ternura y a la vez con delicadeza. Es Carlos.



Alicia: Mmm… buenos días, dormilón. (Sonríe)

Carlos: Buenos días, mi amor (Mientras la abraza fuertemente)

La mexicana siente tras su espalda como Carlos la abraza contra su pecho, mientras comienza a recorrer su cuello a besos, dulces y tiernos pero a la vez muy apasionados.

Carlos: Te echaba de menos…

Alicia: ¿Ah sí? (Sonríe ilusionada) ¿Cuánto?

Carlos: Mmm… un poquito. (Burlándose)

Alicia: ¿Qué tan poco? Jummm (Fingiendo enojarse)

Carlos: Mucho… mucho… (Besando su cuello con pasión, mientras sus manos acarician los senos de Alicia)

Alicia: Te quiero, Carlos.

Carlos: Y yo a ti, mi amor.

En ese preciso instante, Alicia se da la vuelta frente a él. Ambos, abrazados, se besan con pasión y deseo. Están solos, disfrutando de un romántico y a la vez intenso viaje. Carlos la abraza con fuerza mientras devora su boca a besos, cada vez más y más apasionados. Ella responde con la misma intensidad, dejándose llevar.

Alicia: No quiero que esto se acabe nunca, mi amor. Anoche fue como un sueño, estar por primera vez contigo. (Sonríe, se besan)

Carlos: Y nunca se va a terminar, nada ni nadie nos va a poder separar. Recuerda mi promesa. (La besa)

Alicia: Te amo. (Mientras continúan en la ducha, de pie, abrazados bajo el agua de la “regadera”)

Carlos: ¿Sabes una cosa?

Alicia: ¿Qué? (Le besa)

Carlos: Que eres la mujer más especial que he conocido en toda mi vida, que te amo y que estoy dispuesto a enfrentar a toda mi familia si es preciso, para estar contigo.

Alicia: No digas eso, por favor… (Triste)

Carlos: ¿Por qué? Es la verdad, me da igual si mis padres no lo aceptan. Yo te quiero y eso lo van a tener que entender y respetar, Alicia.

Alicia: ¿Y si no es así? Además… recuerda a la bruja de tu “mujer”… (Enojada)

Carlos: Olvídate de ella, ahora MI MUJER eres tú.

En ese momento Carlos la abraza con fuerza, comiendo su boca a besos, mientras sus manos acarician el trasero de la joven. Alicia se deja llevar por el deseo y la pasión, mientras él la carga contra la pared de la ducha.

Carlos: Te amo, te amo… (Besándose sin pausa)

Alicia: Y yo a ti, cariño, te quiero. Te quiero, Carlos.

Casi a la vez, Carlos comienza a hacerle el amor a Alicia, despacio, lento… disfrutando de ese romántico y a la vez apasionado momento. Carlos la carga contra la pared mientras le hace el amor una y otra vez, con deseo. Alicia vive la pasión con Carlos en la ducha de un inolvidable hotel de París. Ambos se aman una vez más, sin prejuicios, sin medida, sin importarles nada ni nadie. Sólo ellos dos. Carlos y Alicia hacen el amor en la ducha con una pasión incontrolable y desmedida, tanta, que la mampara de cristal se nubla por el vapor del agua caliente y el deseo.


MIAMI, FLORIDA

HOTEL IMPERIAL FLORIDA


Ya es mediodía en la costa este de Estados Unidos. Las playas de Miami se encuentran abarrotadas de turistas y ciudadanos. En una de las habitaciones del cuarto piso, Sonia se encuentra haciendo una de las dos camas de la recámara. Justo en ese momento, Joaquín abre la puerta sin tan siquiera tocar a la misma.



Joaquín: ¿Se puede saber como es eso de que andas contando que mi hermana y Carlos están liados?

Sonia: Primero que nada, mijito, se toca antes de entrar. Y segundo…

Pero Joaquín, enojado y cegado por las palabras de Saúl, la sujeta de un brazo fuertemente.

Joaquín: ¡Habla! Y déjate de tonterías.

Sonia: Suéltame, me estás haciendo daño. (Asustada y nerviosa)

Joaquín: Ayer Saúl me dijo que Alicia es la amante del jefe. ¿Desde cuando están juntos? ¡Habla!

Sonia: Si me sueltas te lo digo, pero… ¡Suéltame! (Revolviéndose, consigue soltarse de él)

Joaquín: Saúl me ha contado que tú te has encargado de llenar por el hotel que MI HERMANA está enredada con Carlos Álvarez. ¡Alicia es su amante!

Sonia: Alicia no es su amante, ella está enamorada de Carlos de verdad.

Joaquín: ¡Mentira!

Sonia: Mira, o te calmas o llamo al de seguridad. (La joven se dispone a salir de la habitación pero él se lo impide poniéndose en medio de la puerta)

Joaquín: Tú de aquí no te vas a ir hasta que no me digas toda la verdad.



PARÍS, FRANCIA


En una bonita plaza parisina, Carlos y Alicia conversan mientras admiran la fachada de un imponente edificio gótico, la catedral de Notre-Dame.




Alicia: Qué bonito, Carlos. Me gustaría llevarme una postal o algo para regalarle a mi papá. El pobre nunca ha salido de México.

Carlos: ¿Cómo que una postal? De eso nada, anda vente para acá. (Agarrándola del brazo y llevándosela del lugar)

Alicia: ¿Qué haces, donde me llevas? ¡Carlos! Jajajaja

Carlos: Mira…

En la plaza, hay varios puestos, una especie de tenderetes donde diversos artistas noveles exponen sus trabajos pictóricos. Entre la variada oferta, hay diversos cuadros de París, pintados a mano, los cuales reflejan bellas estampas de la capital francesa. Desde lugares tan emblemáticos como la Torre Eiffel a edificios tan espectaculares como la Ópera Garnier.

Alicia: Ay Carlos, pero esos cuadros deben ser carísimos. Nada, nada… mi papá con una postalita…

Carlos: Qué no, que te he dicho que no. ¿Cómo le vas a llevar una triste postal a tu padre? Ni hablar…

Alicia: Carlos… no insistas…

En esto que Carlos se dirige a uno de los vendedores ambulantes de la plaza de Notre-Dame.

Carlos: Bonsoir. Pouvez-vous moi dire combien ça coûte ce cadre? S’il vous plait. (Buenas tardes, podría decirme cuanto cuesta este cuadro, por favor)

Pintor: Bonsoir monsieur. Ce sont… ehmm… vingt-deux euros. (Buenas tardes señor, Este son... veintidós euros)

Carlos: D’accord. (De acuerdo)

Pintor: Voilá (Aquí tiene)

Ambos realizan el intercambio, Carlos paga el cuadro, mientras el pintor se lo entrega envuelto en papel. Es un cuadro de la catedral de Notre-Dame, pintado a mano.

Carlos: Merci. (Gracias)

Alicia: ¿Cómo eres eh? Jumm…

Carlos: ¿No te gusta o qué? ¿Eh?

Alicia: Si, pero no tenías por qué comprar nada para mi papá… (Enojada)

Carlos: ¿Por qué? ¿Acaso es que no va a ser mi futuro suegro? Hay que ganarse un poco a la familia política, que si no… (Burlándose)

Alicia: Jajajaja, pero qué idiota que eres. No lo digo por eso, es que mi papá… ¿Cómo te lo digo?

Carlos: ¿Qué pasa Alicia? (Extrañado)

Alicia: ¿Recuerdas que te dije en mi casa que había hablado por teléfono con él hace unos días?

Carlos: Sí, claro. ¿Por?

Alicia: Pues que mi padre no ve con buenos ojos lo nuestro y… ¿Y como le voy a llevar esto y decirle que se lo has regalado tú? A poco y me lo avienta en la cabeza.

Carlos: Qué exagerada eres, no será para tanto.

Alicia: Tú no sabes como és…

Carlos: Pues por eso mismo, porque no le conozco es que me gustaría conocerlo, y qué mejor manera que llevándole un recuerdo de nuestro viaje. ¿No te parece? (Sonríe)

Alicia: Eres imposible, de veras… No hay quien pueda contigo. Me rindo.

Carlos: Jajaja.

Alicia: Anda, tonto, que eres más tonto… (Dándole un beso)



MIAMI, FLORIDA


HOTEL IMPERIAL FLORIDA

En el hall del hotel, doña Claudia habla con Nieves, la cocinera. Ambas mujeres charlan en medio del ajetreo diario del lujoso edificio, donde decenas de personas entran y salen cada día.



Claudia: Vamos al despacho, tengo que hablar algo muy serio contigo.

Nieves: Usted dirá señora… (Sorprendida)

Las dos llegan al despacho, situado junto a la recepción del hotel. Claudia cierra la puerta y...

Claudia: ¿Tú sabias que mi hijo Carlos está enredado con una de las empleadas?

Nieves: Señora, yo… (Avergonzada, baja la mirada)

Claudia: Mírame cuando te estoy hablando, hazme el favor. (Enojada)

Nieves: Doña Claudia, yo no sabía nada, se lo juro. (Miente)

Claudia: Por supuesto que lo sabías, tú lo sabías todo y no me dijiste nada… Lo mantuviste en secreto y yo quiero que me digas el por qué, cual es tu interés el ocultarme algo así.

Nieves: Carlos es mi hijo y yo sólo quiero verle feliz, si esa chica le hace feliz, yo no era nadie para meterme en su vida.

Claudia: ¡Carlos no es tu hijo! Renunciaste a todos los derechos cuando me lo diste en adopción ¿O es que ya no te acuerdas, querida Nieves?

Nieves: Claro que lo recuerdo pero no puedo evitar sentir lo que siento, yo le dí la vida. (Triste)

Claudia: Y yo le dí un apellido, educación, prestigio… Gracias a mi marido y a mí, Carlos pudo estudiar dos carreras, fue a las mejores universidades de Nueva York y París. Gracias a mí sabe tres idiomas y gracias a mí es hoy uno de los ejecutivos con más solera y reconocimiento de este país. Todo lo que jamás en tu mugrosa vida habría tenido contigo, se lo dimos Eladio y yo. Así que ahora no me vengas de madre abnegada porque no te queda nada. ¿Me oyes?

Nieves: Diga usted lo que quiera, señora, pero yo le parí y es más hijo mío que suyo, le pese a quien le pese. Carlos estuvo 9 meses en mi vientre, yo le dí a luz llena de dolores y siempre he estado pendiente de él, en la sombra, pero pendiente. Por lo tanto, aunque le duela, yo soy su madre. (Muy seria y desafiante)

En ese momento doña Claudia le suelta una sonora y fortísima bofetada a Nieves. El sonido del golpe llena la escena. Escuchamos música de tensión. Nieves se duele el rostro, Claudia le ha dejado la marca de los dedos y del anillo de matrimonio en la cara.

Claudia: ¡CÁLLATE! Cuando Carlos nació no eras más que una miserable inmigrante mexicana, igual que esa Alicia o como se llame. Una muerta de hambre que venía a Estados Unidos a por el sueño americano.

Nieves: En aquella época yo sólo era una pobre chamaca. Quería darle una vida mejor a mi… a Carlos. (Triste)

Claudia: Y se la diste, pero con nosotros. Eras una ingenua madre soltera que lo único que sabía hacer era fregar y cocinar tamales hasta que yo me apiadé de ti y te di un empleo en este hotel. No lo olvides.

Nieves: No lo olvido (Bajando la mirada) Pero permítame recordarle a usted, doña Claudia, que su marido de usted estaba enamorado de mí, desde mucho antes de que usted se casara con él.

Claudia: ¡Cállate! No vuelvas a repetir eso.

Nieves: Es la verdad, usted se le metió por los ojos a Eladio y por eso fue que él me dejó. Eladio estaba dispuesto a hacerse cargo de mi hijo como si fuera suyo, por eso lo adoptó.

Claudia: Porque yo así lo quise. Tú dijiste que no podías hacerte cargo de él. Mi marido se encariñó con ese niño y tú decidiste que eso era lo mejor para
Carlos. No lo hicimos por ti, sino por él.

Nieves: Eladio me amaba, y habríamos sido muy felices juntos. Pero usted que va a saber del amor si nunca lo ha conocido… ¡EL ME AMÓ, ME AMÓ!

Claudia: ¡Y A MÍ ME DESEÓ, ME DESEÓOO! Porque yo soy muy hembra, no como tú que siempre fuiste una mojigata. Yo si supe complacer a mi hombre, será por eso que Eladio te dejó.

Nieves: Mejor me callo… (Enojada) Carlos es mi hijo y algún día lo va a tener que saber.

Claudia: ¡ESO SERÁ POR ENCIMA DE MI CADAVER! (Furiosa)

Nieves: No le tengo ningún miedo. El día que yo hable, aquí va a arder Troya.

Claudia: Te juro que si abres la boca y llegas a decirle a Carlos o a alguien la verdad, te perseguiré allá donde vayas hasta destruirte. Y créeme, si me tienes como enemiga no sabes con quien te estás metiendo. ¿Lo has entendido? (Sujetándola del brazo con fuerza)

Nieves: Perfectamente, señora…

Claudia: Qué sea la última vez que te atreves a faltarme al respeto y a desafiarme. De lo contrario haré lo imposible para echarte de aquí. ¡Te lo juro por Dios! (Amenazante)

Al mismo tiempo, en una de las habitaciones del hotel…



Sonia: ¡Ya te lo he dicho! Alicia y Carlos están enamorados, ellos se quieren, por eso se han ido juntos a París a pasar unos días.

Joaquín: ¡Me ha mentido! Alicia tuvo la cara dura de hacerlo, me mintió descaradamente. Me dijo que se marchaba de viaje con una amiga del barrio a no se donde.

Sonia: Porque no quería que supieras la verdad todavía, justo por esto. Eres un necio, un bruto, no sabes razonar. Es por eso que Alicia prefirió no decirte nada, todavía.

Joaquín: No hay nada que razonar. ¿Cuánto tiempo lleva Alicia revolcándose con ese imbécil? ¿Cuánto?

Sonia: No lo sé.

Joaquín: Sí lo sabes ¿Desde cuando están liados? (Sujetándola de los brazos) ¡HABLAAAA!

Sonia: ¡Sueltaméeeeeee!

Joaquín: Te juro que si no me dices todo lo que sabes…

Sonia: ¿Qué? ¿Qué? ¿Me vas a pegar? ¡Anda, si eres tan macho y tan valiente, hazlo! (Desafiante)

Joaquín: (La suelta, avergonzado) Lo siento…

Sonia: Lo siento, lo siento… ¿Eso es lo mejor que me vas a decir? Eres un imbécil ¿Te enteras? Ni siquiera me escuchas, todo lo arreglas por la fuerza bruta. Alicia está enamorada de Carlos, no es una aventura y me consta. Él la quiere y por eso va a divorciarse de doña Isabel.

Joaquín: ¿Y por qué no me ha contado nada de todo esto antes? ¿Por qué?

Sonia: Porque sabe como eres de infantil y de necio. Alicia tenía miedo a que no te lo tomaras a bien.

Joaquín: Eso son excusas.

Sonia: ¿Excusas? ¿Te parece correcto como acabas de tratarme? Por favor…

Joaquín: Ya te dije que lo siento.

Sonia: Si quieres reclamarle a Alicia, ok, hazlo, pero a mí no me metas en esto. Yo no tengo la culpa. Alicia es MI AMIGA y primero que nada le debo lealtad y respeto, cosa que tú, para ser su hermano, ni sabes lo que es eso.

Joaquín: Cuando Alicia regrese, me va a oír… Mi padre viene de México en unos días, ¿Qué le voy a decir?

Sonia: Tu hermana ya es mayorcita para saber lo que está bien y lo que está mal. ¿Te enteras? ¿O te lo explico mejor en dibujitos? (Burlándose)

Joaquín: Eres una…

Sonia: ¿Una qué?

Joaquín: ¡UNA ALCAHUETA! Eso es lo que tú eres, una alcahueta.

En ese momento, la joven Sonia, rabiosa e indignada le suelta una sonora y fortísima cachetada.

Sonia: ¡Esto para que aprendas a respetar a las mujeres! No sé que pude ver en ti, si no eres más que un machista sin modales.

Joaquín: Eres una estúpida.

Sonia: ¡Y tú un imbécil! Y para que te enteres, yo no he sido la que ha llenado por el hotel el chisme de Alicia y Carlos. Anda, ve y pregúntale a tu amiguito Saúl la verdad… anda… ¿No habrá sido la bruja de Isabel?

Joaquín: Más vale que te calles... Doña Isabel no tiene nada que ver en esto, ella es otra víctima de la infidelidad de su marido.

Sonia: Mira, paso de discutir más contigo, tengo mucho que hacer. ¡Adiós!

Mientras Joaquín se queda sólo en la habitación resintiéndose del golpe en la mejilla, Sonia sale al pasillo cerrando la puerta tras de sí. La joven rompe a llorar en un mar de lágrimas.



DÍAS DESPUÉS

AEROPUERTO MIAMI-INTERNATIONAL

En el área de llegadas, Carlos y Alicia regresan de nuevo a Miami. La pareja toma un taxi a la entrada principal del aeropuerto. Dentro del coche, ambos charlan.



Carlos: Esta noche es la fiesta de aniversario de mis padres en el hotel y bueno, he estado pensando que tal vez tú…

Alicia: ¿Qué tal vez yo qué? (Extrañada) Ay no, no me irás a decir que… Ni hablar Carlos.

Carlos: ¿Y por qué no? Sería la mejor ocasión para presentarte a mi familia. En París me dijiste que quería conocer a mis hermanos. ¿Y entonces? ¿Quién te entiende?

Alicia: No te enfades, es que.. es que me parece demasiado pronto. Apenas acabas de terminar con Isabel y yo pues… voy a quedar como la otra, como la robamaridos, como la mala de la telenovela.

Carlos: Deja de decir tonterías y escúchame. Esta noche a las nueve te espero en los jardines del hotel. Va a estar toda mi familia y quiero que te conozcan.

Alicia: Ay Carlos…

Carlos: Por favor, no me hagas esto.

Alicia: ¿Hacerte qué? Negarme a que me despellejen viva Isabel, tus padres y quien sabe si hasta tus hermanos. No, mijito, ni hablar.

Carlos: Alicia…

Alicia: He dicho que no, y es que no. (Mirando por la ventanilla del taxi, enojada)



MANSIÓN ÁLVAREZ

En el salón de la elegante casa de la familia Álvarez Gallardo, don Eladio, sentado en su butaca, bebe de una taza de café mientras ve las noticias.



TV: Noticiero Telemundo, con José Díaz Balart.

Su hija Liliana y el novio de ésta, Patrick, le interrumpen.



Liliana: Papá, ¿Sabes a que hora será la cena de aniversario en el hotel?

Eladio: Si no me ha dicho tu madre mal, creo que a las nueve. ¿Qué hacen tan arreglados a esta hora? ¿Van a salir?

Patrick: Yes. Vamos al cine, pero estaremos de regreso para la cena.

Eladio: Ok. Bueno pues nos vemos en la noche.

Los jóvenes se disponen a marcharse pero…

Eladio. ¡Liliana! ¡Liliana, hija! Espera un momento.

Liliana: ¿Sí, papá? (Extrañada)

Eladio: ¿Sabes algo de tu hermano Carlos? He intentado llamarle estos días y nada que responde al celular. Ya estoy empezando a preocuparme.

En ese instante y antes de que Liliana responda, Carlos aparece por la puerta principal, maleta en mano.

Carlos: Ya estoy en casa papá. ¿Qué tal Patrick? (Dándose un abrazo)

Patrick: Fine, thanks. (Todo bien, gracias)

Liliana: ¡Hermanito! ¿Qué bueno que ya viniste? Precisamente me estaba papá preguntando que…

Eladio: Liliana, Patrick, por favor dejadme a solas con Carlos.

Liliana: Pero papá…

Eladio: (Muy serio) He dicho que me dejes a solas con tu hermano.

Mientras Patrick y Liliana se marchan de la mansión, Carlos se dirige hacia su padre. Don Eladio se levanta de la butaca y en ese justo momento y sin que su hijo se lo espere, Eladio le suelta una sonora y fortísima cachetada. Escuchamos música de tensión.

Carlos: ¿Se puede saber a qué viene esto?

Pero don Eladio no media palabra y le suelta otra bofetada, pero con la mano vuelta.

Eladio: !Eres un desgraciado!



HOTEL IMPERIAL FLORIDA

En el parking del hotel, Sonia termina su jornada laboral. La mejor amiga de Alicia se dispone a abrir la puerta del coche, pero en ese momento un desconocido la interrumpe, hablándole a su espalda.



Miguel: Disculpa, se te ha caído esto (Dándole unas gafas de sol)

En ese instante Sonia se da la vuelta, su cabello ondula con el viento y justo en el momento en que está de frente, escuchamos música. Sonia y Miguel se conocen por primera vez. Ambos se miran sin decir nada.

Lucero – Corazón Apasionado

Corazón apasionado, que revive entre tus brazos
Con tus besos, tus caricias, tu amor y tu sonrisa
Corazón apasionado, que me guía cada día
Que contiene el latido, el amor y mi destino, oh, oh, oh
Tú supiste conquistarlo
Y yo siempre será toda, para ti…


CONTINUARÁ…

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