martes, 27 de diciembre de 2011

Capítulo 6: Pelea de Gatas




CAPITULO 6: PELEA DE GATAS


HOTEL IMPERIAL FLORIDA

En los vestuarios femeninos del hotel, Alicia continúa una acalorada discusión con Isabel, la esposa de Carlos.



Isabel: Desgraciada… mujerzuela... No eres más que una miserable perra vagabunda.

Alicia: ¡Aquí la única zorra que hay es usted!

En ese momento, Isabel, llena de rabia y de ira, pierde los nervios y le suelta una fortísima bofetada a Alicia. La cachetada es tan fuerte que su sonido llena la escena. Escuchamos música de tensión.

Isabel: ¡Yo te mato! ¡TE JURO QUE TE MATOOOO!

Alicia: ¡SUÉLTEME! ¡SOCORROOOO!

Isabel se abalanza contra ella y la empuja con fuerza, ambas caen al suelo. La villana, encima de Alicia, comienza a sacudirle varios golpes y bofetadas, llena de rabia, furiosa. Isabel está fuera de sí y es capaz de matarla. La explosiva venezolana agarra a Alicia del cabello. La mexicana se intenta defender como puede. Isabel le suelta varias cachetadas mientras Alicia, tendida en el suelo, trata de devolvérselas. Ambas mujeres inician una autentica pelea de gatas.

Alicia consigue zafarse de Isabel y en segundos logra ponerse de pie, nuevamente. En ese momento la villana vuelve a discutir con la mexicana.

Isabel: ¡ZORRA!

Alicia: Ay pero mírese bien… vergüenza le debería a una “dama de la alta sociedad” como bien presume de ser usted, el comportarse así. A leguas se nota por encimita la clase de mujer que es usted. Chica, pero cualquiera lo diría, si parece una verdulera… (Conteniéndose la risa)

Isabel: Esta me la vas a pagar, como me llamo Isabel Quinteros. ¡Te lo juro malnacida!

Alicia: Ande cállese ya de una santa vez y déjeme en paz. Yo jamás me habría metido con un hombre casado y mucho menos siendo mi jefe.

Isabel: Eres una cínica… (Furiosa)

Alicia: ¡Carlos fue quien se interesó primero en mí! Yo siempre me opuse a esa relación y más por respeto hacia usted, aunque no me lo quiera creer.

Isabel: Ya claro, ahora te las das de santa e inocentona. Mira niña, quítate de mi vista porque te juro que como no te largues ahora mismo del hotel… ¡Me vas a conocer y créeme que no te va a gustar!

Alicia: Si la he conocido bien… mucho dinero, muchas joyas (imitándola) muchas cenas y eventos sociales, ay, toda una millonaria divina y resulta que no tiene educación ninguna. Ay chica pero hay que ver (tuteándola ya), hay que ver que pronto sacó a relucir el cobre…

Justo en el instante en que Alicia termina la frase, Isabel la suelta una fortísima bofetada con la mano vuelta que la deja sin palabras. Alicia se vuelve el rostro dolida por el golpe.

Isabel: ¡CÁLLATE! ¡Me tienes harta ya, HARTA! Hazme el favor y te me desapareces de aquí.. ¡Pero ya! ¡ESTAS DESPEDIDA!

Alicia: Esto no se va a quedar así… La voy a denunciar por agresión… (Enojada)

Isabel: Que si, mihijita, que si… Anda, corre y ve a la comisaría, jajajaja. Ay, por favor, no me hagas reír. No eres más que una mugrosa inmigrante muerta de hambre y sin papeles. ¿Qué te crees que no lo sé? Si estas trabajando aquí es porque MI MARIDO es un imbécil con alma caritativa con marginales como tú y el inútil de tu hermano Joaquín.

Alicia: A mi hermano ni lo nombre, porque le juro que…

Isabel: ¿Que qué? ¿Qué vas a hacer? Mira estúpida (Agarrándola del brazo y doblándoselo tras la espalda, amenazante) ¡Escúchame bien! Aquí la que tiene la sartén por el mango soy yo. ¿Te enteras? Si yo abro la boca y llamo a los de la “migra”, en menos de 24 horas tú y tu adorado hermanito estarán de vuelta a la cloaca de donde nunca debieron haber salido.

Alicia: ¡Suélteme! (Se suelta) Atrévase y verá de lo que soy capaz… No le tengo miedo ninguno, para que se entere.

Isabel: Ay mira, paso de discutir más contigo. ¿Sabes qué? Vete al demonio… (Con chulería)

Alicia: No, querida… la que se va a ir al diablo, eres tú…

En ese momento momento, sin que Isabel se lo espere, Alicia le propina un fortísimo puñetazo en la cara a Isabel. Escuchamos música de tensión.

Alicia: Esto por lo de Carlos…

La mexicana vuelve a sacudirle un segundo y no menos sonoro puñetazo.

Alicia: ¡Y esto por todas las humillaciones que me ha hecho pasar desde que llegué a esta maldita ciudad! ¡Y ahora sí! Ahora si me puedo marchar tranquila.

Isabel: ¿Cómo te atreves? (Rabiosa)

Mientras la villana se lleva la mano a la boca, dolida por el puñetazo. Alicia recoge todas sus cosas. Isabel está que la lleva el demonio de la rabia y la ira contenida. La mexicana se dirige a la puerta del vestuario pero Isabel se abalanza sobre ella, agarrándola del cabello con fuerza.

Alicia: ¡AHHHHHHHHHH!

Isabel: ¿A dónde diablos crees que vas tú, eh?

Alicia: ¡SUÉLTAME! (Revolviéndose sin éxito)

Isabel: De aquí tú no te vas a ir así… Ahora si que vamos a ajustar cuentas tú y yo, desgraciada.

La villana le suelta una fortísima bofetada y casi al mismo tiempo la puerta del vestuario se abre repentinamente. Carlos las sorprende. Escuchamos música de tensión:

Carlos: ¿SE PUEDE SABER QUE ESTÁ PASANDO AQUÍ?



Alicia, sin mediar palabra agarra sus cosas y se marcha de la habitación. Carlos intenta ir tras ella. La mexicana rompe a llorar en los pasillos del hotel.

Carlos: ¡Alicia! ¡ALICIA!

Isabel: Tú no te vas a ir para ninguna parte con esa descarada… ¡Ven acá! (Sujetándole del brazo derecho)

Carlos: ¡Quítame las manos de encima! ¿Cómo te atreviste a golpear a Alicia? ¿Pero tú te has vuelto loca, o qué, Isabel?

Pero su esposa no cruza palabra con él. Isabel le suelta una fortísima cachetada.

Isabel: ¡CÁLLATE! Eres un cerdo miserable… Así que esto es lo que haces a mis espaldas… ¡Revolcarte con las empleadas del hotel! (Volviendo a alzarle la mano)

Nuestro protagonista consigue sujetar el brazo de Isabel y…

Carlos: ¡Ya basta! ¡Sí, sí, estoy enamorado de Alicia! ¿Eso es lo que querías oír? Pues ya lo sabes.

Isabel: Esta me la vas a pagar… Te juro que esto no te lo voy a perdonar en la vida.

Carlos: No hace falta que me perdones nada, tu y yo hace tiempo que terminamos como matrimonio. Por cierto… (Sacándo un sobre del bolsillo interior de su chamarra)

Isabel: ¿Qué hay en ese sobre?

Carlos: Ábrelo y verás…

La villana abre el sobre, sacando la carta de su interior. En segundos, la venezolana lee el documento y…

Isabel: ¿Pero se puede saber que broma es esta? ¿Qué significa esto?

Carlos: No es broma ninguna, ahí creo que lo dice todo bien clarito. Quiero el divorcio.



CASA DE SONIA

En el humilde y sencillo departamento de Sonia, Joaquín y ella conversan. El hermano de Alicia se ha ofrecido a ayudar a la joven con unas pesadas bolsas de compra. En la cocina del apartamento, ambos charlan.



Joaquín: ¿Dónde te dejo esto? ¿Aquí? (Con dos bolsas en las manos)

Sonia: Si, déjalas en la encimera. (Sonríe)

Joaquín: Bueno, pues si no necesitas nada más, yo…

Sonia: Espera… (Avergonzada)

Joaquín: ¿Sí, qué pasa? ¿Necesitas algo más?

Sonia: Siéntate. Quiero hablar contigo sobre lo que pasó en la cafetería del hotel.

Joaquín: Ah… bueno si es por eso no te preocupes, asunto olvidado.

Sonia: No, de verás, es importante para mí lo que voy a decirte. Sólo que no sé por donde empezar.

Joaquín: Pues por el principio, chica, por el principio… (Vacilando)

Sonia: Bueno el caso es que… es que… si me comporto así, rara, como tú dices, contigo… es por que… (Avergonzada)

Joaquín: ¿Por qué…?

Sonia: Me gustas Joaquín. (Bajando la mirada)

Joaquín: ¿Qué? ¿Cómo que, que te gusto?

Sonia: Lo siento…pero ya no podía seguir ocultando más esto, yo…

Joaquín: (Levantándose del sofá) Creo que será mejor que me vaya. Alicia estará por llegar a casa y… ehm… (Avergonzado)

Sonia: Por favor, Joaquín, no seas así, no te vayas.

Joaquín: No me hagas esto…

Sonia: ¿Hacerte el qué? No entiendo, yo sólo quería decirte lo que siento por ti, lo que…

Joaquín: Pero yo no siento lo mismo que tú, Sonia, perdóname pero es mejor dejar las cosas como están. Es mejor que me marche, créeme.

Sonia: ¿No te gusto? ¿Es eso? (Triste y avergonzada)

Joaquín: No es eso… es que… (Mirándola de arriba abajo)

Sonia: ¿Qué pasa Joaquín?

Joaquín: Yo… pues… yo te veo como una amiga. ¡Como a mi hermana! (Sonríe)

Sonia: Ahm… ya… (Conteniéndose las lágrimas)

Joaquín: Lo siento, tengo cosas que hacer… (Se marcha, cerrando la puerta del departamento)

En ese momento, Sonia se queda a solas en su casa, muda, sin decir nada. La joven rompe a llorar desconsolada. Ella está enamorada de Joaquín, pero para él, Sonia es sólo una amiga y no la ve como mujer. Sonia se siente gorda y es una chica muy insegura que nunca ha tenido suerte con los hombres. Y es que a pesar de ser una mujer bella, no tiene unas medidas perfectas… Sonia se derrumba a llorar en la soledad de su departamento.


MANSIÓN ÁLVAREZ

En el salón principal de la mansión Álvarez, Miguel, Liliana y Patrick cenan, tranquilamente sentados a la mesa.



Liliana: ¿Cómo fue tu viaje a Houston? ¿Qué tal está papá?

Miguel: Regular… hablé con sus doctores y las cosas no pintan bien. Carlos tenía razón.

Patrick: Siento mucho que tengáis que pasar por esto, cuñado.

Miguel: Gracias, Patrick, pero no nos queda otra que esperar. (Triste)

Liliana: ¿Cuándo regresan papá y mamá de Houston? Miguel.

Miguel: La semana que viene, tal vez el lunes o el martes.

Liliana: Patrick, mi amor, ¿Te parece si nos vamos mañana tu y yo a verles a la clínica? No me gusta que estén solitos allá.

Patrick: Ok, en cuanto termine de cenar reservaré los pasajes por Internet. (Sonríe)
Miguel: Yo quería haberme quedado más tiempo con ellos pero me es imposible. Tengo que regresarme a España en un par de días.

Liliana: ¿Y eso hermanito? ¿Tan pronto? Pensé que venías para quedarte.

Miguel: Quería quedarme una temporada ahora que sé lo de papá pero… (Cambiando la cara)

Patrick: ¿Pero? ¿Qué ocurre Miguel? Si es por Isabel, no hagas caso, ya sabes como es.

Miguel: No, Patrick, no es por ella. Es por Davinia.

Liliana: Ay, hermanito… (Se levanta de su asiento y le abraza) Anda no estés triste. Yo sé que fue duro que te dejara pero es mejor que la olvides. Segurito allá en Madrid tienes montones de chicas tras de ti, que lo se yo, jejeje (Sonríe dulce)

Miguel: Es que no quiero volver a verla, no quiero encontrarme con ella, Liliana. Es por eso que prefiero marcharme pronto.

Patrick: Tal vez tu hermano tenga razón y eso sea lo mejor, cariño.

Liliana: No Patrick, Miguel no se puede ir así como así si apenas lleva un par de días en Estados Unidos.

Miguel: Por favor, hermanita, no insistas, lo mejor es que me regrese cuanto antes a Madrid.

Liliana: Escúchame. (Tomándole el rostro con ambas manos y mirándole de frente)

Miguel: Liliana… (Bajándo la mirada, mientras Patrick sonríe al ver a su novia tan tierna con su hermano)

Liliana: Olvídala, Davinia no te merece. Hay montones de chicas por ahí que están deseando conocerte. Sólo es cuestión de que les des una oportunidad.

Miguel: Pero yo aún la quiero… no es tan fácil. Además en este año que he pasado en España no he salido con nadie, no quiero conocer a nadie más. Estoy bien así, sólo.

Liliana: No digas bobadas, por favor.

Patrick: No peleen, que al final va a ser peor…

Liliana: Es que es un necio, Patrick, no hay forma con él.

Patrick: Miguel está dolido, eso es todo. Es mejor que se tome su tiempo.

Liliana: Mira, Miguel (Hablándole seriamente) No puedes estar así toda la vida, sólo porque esa estúpida te dejó, ella se lo pierde. Además, eres guapo, inteligente, vamos que si yo no fuera tu hermana te echaba los perros ahora mismo, jajajaja.

Miguel: Jajajajajaja, qué cosas tienes.

Patrick: Al final me voy a poner celoso y todo eh. Jajajajaja.

Liliana: Jajajaja (Mirando a Patrick) Anda tonto, si sabes que te adoro. (Sonríe)

Patrick: Lo sé (Sonríe)

Liliana: Ahora que sabemos lo que va a suceder en la familia es cuando más unidos debemos estar, hermanito.

Miguel: Sí, si tienes razón pero…

Liliana: Pero nada, tú no te vas a ir para ninguna parte. Aquí te quedas. (Sonríe)

Miguel: Mmm… ¡Valeeeee! Esta bien, lo que usted diga, mi sargento.

Patrick: Jajajaja.

En ese preciso instante, Isabel y Carlos entran por la puerta del comedor, discutiendo. La villana lanza su bolso contra una de las butacas y ambos siguen la bronca, delante de Liliana, Patrick y Miguel.



Isabel: ¡De ninguna manera! ¡No me vas a dejar por esa maromera de tres al cuarto! ¡Me niego!

Carlos: ¡Pues te vas a tener que aguantar, porque el divorcio va!

Miguel y Liliana: (A la vez) ¿DIVORCIO?

Mientras Patrick, en silencio intenta escucharles pero hablan tan rápido y tan nerviosos que su español no le permite entender toda la conversación.

Carlos: Así es. Y ahora que estamos todos juntos, aprovecho para comunicaros que Isabel y yo nos vamos a separar.

Miguel: ¡BIEN!

Isabel: ¡Tú te callas! (Enojada)

Liliana: Jajajaja, por fin, hasta que abriste los ojos, Carlos. (Sonríe)

Patrick: No entiendo… ¿What’s happening?

Isabel: Anda dile a tu noviecito el gringo que no se meta en lo que no le importe.

Liliana: No la hagas caso, cariño. Mi hermano Carlos y ella se van a divorciar.

Patrick: ¿Really? (¿De verdad?)

Liliana: Yes. (Sí)

Carlos: Así que como ya tienes los papeles de mi abogado en mano, esta noche vas a dormir en el cuarto de huéspedes y mañana a primera hora, agarras todas tus cosas y te marchas de esta casa.

Isabel: ¡Eres un desgraciado! ¿Saben por qué su adorado hermanito me deja? ¿O mejor dicho, por quién?

Miguel: No me digas, Carlos, que tienes una amante…

Carlos: No, luego te explico.

Isabel: ¡Claro que tiene una amante! Tu hermano está enredado con una de las empleadas del hotel.

Liliana: ¿Qué?

Patrick: ¿Y está buena?

Liliana: (Dándole un codazo) ¡PATRICK! (Molesta)

Patrick: Es broma, jajaja.

Miguel: Jajaja.

Isabel: Ya dejen la risión que a mi no me hace gracia ninguna. Este descarado se está revolcando con una chacha… por favor, con una vulgar muerta de hambre.

Carlos: Alicia no es ninguna muerta de hambre, y te exijo que delante mía no vuelvas a faltarle al respeto.

Liliana. ¿Se llama Alicia?

Carlos: Sí, pero no es mi amante, ni siquiera ha pasado nada entre nosotros. No piensen mal. Isabel está equivocada.

Isabel: Anda, cuéntales lo que me dijiste a mí hoy en el hotel, anda.

Carlos: No es el momento de discutir esto.

Isabel: Por supuesto que es el momento. Esa mugrosa de Alicia Molinos me las va a pagar.

Carlos: Te juro que si vuelves a ponerle un dedo encima… (Enojado)

Liliana: No me digas que esta se atrevió a sacudir a la chica del hotel… ay por favor…

Miguel: Jajajaja, bueno conociéndola, era de esperar.

Isabel: ¡Cállate!

Carlos: Bueno ya, ya basta. Estoy cansado y no quiero hablar más de esto. Mañana será otro día. Ahora voy a ducharme y luego bajo a cenar.

Mientras Carlos sube a su dormitorio, Isabel se marcha al cuarto de huéspedes, rabiosa y enojada. En el comedor, Miguel, Liliana y Patrick, continúan cenando, entre risas y alegría. Ninguno de ellos soporta a Isabel.



CASA DE SONIA

En el salón del departamento, Sonia conversa con su amiga Alicia. Ambas sentadas en el sofá.



Alicia: ¿Te rechazó? ¿Joaquín se atrevió a despreciarte? Yo lo mato, te juro que lo mato…

Sonia: Ya, Alicia, mejor no le digas nada… ya ni caso tiene.

Alicia: Pero Sonia…

Sonia: No le gusto y ya. Incluso me dijo que me veía como si fuera su hermana, así que… para qué más ilusiones.

Alicia: Mi hermano tiene el mismo tacto de un caracol, pero que asqueroso que es, ¿eh? No cambia.

Sonia: Por favor, amiga, no le digas nada. No quiero que haya problemas entre ustedes.

Alicia: Bueno, bueno, está bien. Pero no llores, ni te eches a morir por él. Joaquín se lo pierde. Seguro que en algún lugar hay un chico para ti, ya lo verás.

Sonia: (Llorando) ¿Quién va a querer a una gorda como yo? ¿Quién?

Alicia: Y dale con la gordura… ¡No estás gorda! Tal vez son solo unos kilitos pero nada más. Ay chica, mírame a mí que parezco un espárrago que más quisiera yo que tener más curvas, hija.

Sonia: A ti siempre te queda bien la ropa, todo lo que te pongas. No me extraña que Carlos se haya fijado en ti… Pero yo… en mi no se fijaría ni un indigente.

Alicia: Deja de decir tonterías ¿Quieres?

Sonia: Cambiando de tema… ¿Qué fue lo que te paso con la bruja de Isabel?

Alicia: Ay amiga, ni me la menciones… que solo de pensarlo… Creo que nunca debí haberme enamorado de Carlos. Todo son problemas, estoy por tirarlo todo por la borda y regresarme a México. A veces pienso que nunca debí haber salido de allí.

Sonia: No digas eso, Alicia. Yo sé que una relación con un casado pues no es fácil pero… ¿No dijiste que Carlos ya le iba a pedir el divorcio a su mujer?

Alicia: A saber… las fechas que estamos y todavía nada, yo creo que se está burlando de mí.



MANSIÓN ÁLVAREZ

Carlos sale de la ducha con una toalla a la cintura y se dispone a llamar por teléfono a Alicia. En el departamento de Sonia, suena el celular de la mexicana. La joven saca el móvil de su bolso y…



Alicia: ¿Bueno?

Carlos: Alicia, soy yo, Carlos.

Alicia: No quiero hablar contigo, lo siento.

Carlos: Por favor, no me cuelgues, por favor escúchame.

Alicia: Tú y yo no tenemos nada de que hablar, ya está todo dicho. Hoy tu señora esposa se atrevió a insultarme, a agredirme, jamás en toda mi vida me había sentido tan humillada. ¡Y todo por tu culpa! (Enojada)

Carlos: Escúchame Alicia, acabo de pedirle el divorcio a Isabel.

Alicia: ¿QUÉ?

Carlos: Lo que oyes, esta mañana me dieron los papeles del divorcio y hoy por la noche le entregué a Isabel la demanda de separación.

Alicia: Ya da igual… es mejor que no nos veamos más. Lo nuestro no puede ser.

Carlos: ¿Pero por qué, Alicia? ¿Por qué te niegas a ser feliz? Hace poco me decías que me querías y ahora de buenas a primeras me sueltas que lo nuestro no puede ser.

Alicia: Yo no quiero ser la otra.

Carlos: Y dale con la otra… Te he dicho que mi matrimonio con Isabel ya está en manos de mi abogado. En unos meses estaremos divorciados, sólo te pido un poco de paciencia. No seas así.

Alicia: Esta bien, pero yo al hotel no voy a volver.

Carlos: ¿Quéeeeeeee?

Alicia: Isabel me despidió esta noche y yo no quiero volver a poner un pie en esa empresa nunca más en mi vida.

Carlos: Alicia, por favor, no seas niña y razona. El hotel no es de Isabel, ella no puede echarte.

Alicia: Ahora soy yo la que no quiere volver.

Carlos: Pero, cariño…

Alicia: Pero nada. Estoy harta de sus humillaciones y sus malos tratos. Hoy me recriminó que tu y yo tuviéramos algo y mira como acabamos, a golpes en el vestuario del hotel. A veces pienso que yo para ti soy sólo un pasatiempo, un juguete para divertirte.

Carlos: ¿En serio eso es lo que crees? ¿Eso piensas de mí? Mira Alicia, jamás en mi vida habría hecho lo que hice por una mujer como lo estoy haciendo por ti, pero muy bien. Si eres así de infantil y orgullosa, tú misma.

Alicia: Ah, muy bonito, ahora soy una infantil orgullosa, ¿verdad? Después de este tiempo de vivir un “amor” a escondidas en mi trabajo y con mi jefe. ¿Quién es más infantil de los dos, eh?

Carlos: No tengo ganas de discutir.

Alicia: Es que aquí no va a haber ninguna discusión, porque tú y yo hemos terminado. (Colgando el teléfono)

Carlos: ¡Alicia! ¿Estas ahí? ¡Alicia! (Apagando el celular y lanzándolo sobre la cama) ¡Maldita sea! ¡Pero será necia!




AL DÍA SIGUIENTE

HOTEL IMPERIAL FLORIDA

En el despacho de Isabel, la villana conversa con Saúl. Ambos sentados a cada lado del escritorio, mientras él se toma una copa de coñac.



Isabel: No te creas que Carlos se va a salir con la suya. Aún no he jugado mi carta principal.

Saúl: Le vas a contar lo de tu embarazo, imagino.

Isabel: Sí, pero voy a esperar a la próxima semana en que regresan los viejos de Houston, ya que van a celebrar su aniversario de boda en el hotel.

Saúl: Algo me ha comentado Joaquín esta mañana, creo que se va a hacer una fiesta o algo así.

Isabel: Será la última fiesta que ese maldito viejo de Eladio celebre en vida. En unos meses estará tres metros bajo tierra y yo seré rica.

Saúl: ¿Crees que se tragaran el cuento de que el bebé que esperas, mi hijo, sea de Carlos?

Isabel: Claro, tu déjame a mí. Cuando este bebito nazca yo misma haré lo posible por falsificar cualquier prueba de ADN.

Saúl: (Sonríe) Perfecto.

Isabel: Por cierto… ¿Preparaste la trampa para Davinia como te dije?

Saúl: Sí (Sonríe con astucia) Esa estúpida segurito que estará a punto de cruzar al más allá…

Isabel: Jajajaja.




MANSIÓN ÁLVAREZ

Samantha toca a la puerta de la lujosa vivienda. Segundos después, la criada de la casa, la recibe.



Samantha: Hola buenos días…

Criada: Buenos días, señorita. ¿Qué desea?

Samantha: Vengo a ver al señor Carlos Álvarez. ¿Es está su casa verdad? (Sonríe)

Criada: Sí, sí, pase. El señor Carlos está en su despacho.

Samantha: Gracias, muy amable (Entrando en la mansión) Vengo de parte del bufete de abogados, es sobre su divorcio… usted ya sabrá.

Criada: Sí, claro. Bueno pues espere un momentín en la sala que ahoritita le aviso. ¿A quién anuncio?

Samantha: Dígale que soy “Eva Miralles” (Sonríe, mintiendo descaradamente)




HOTEL IMPERIAL FLORIDA

En el hall del hotel Davinia conversa con Sonia.



Davinia: Bueno dime, Silvana

Sonia: Me llamo Sonia, mi-hijita, SO-NI-A

Davinia: Que más da eso, te estoy diciendo que me digas donde puedo encontrar a Saúl, necesito hablar con él.

Sonia: El señor Saúl me comentó que si venías por acá te dijera que él no quiere hablar contigo. Tú sabrás lo que te traes con él.

Davinia: Mira igualada… Dime ahora mismo donde está Saúl o te juro que…

Sonia: ¿Y yo que sé donde está? Mira vete a la cafetería y pregúntale a Joaquín. Yo tengo mucho que hacer (Se marcha)



MANSIÓN ÁLVAREZ

En el salón, Samantha espera pacientemente a Carlos, mientras ve una chaqueta de traje, bien colocada sobre una silla. Samantha mira a todos lados para asegurarse que nadie la ve. La explosiva rubia saca de su bolso un pequeño bote de cristal. Dentro podemos ver un pequeño pero muy venenoso escorpión. Samantha abre el bote con cuidado y lo vacia en uno de los bolsillos de la chaqueta.

Samantha: Nos vemos en el infierno… “hermanito”.



La hija bastarda de don Eladio se marcha de la casa sin dar explicaciones. Todo era un engaño para atentar contra la vida de Carlos. Samantha planea vengarse de Claudia y de toda la familia Álvarez por el asesinato de su difunta madre, Amelia (quien fue amante de don Eladio en su juventud)



HOTEL IMPERIAL FLORIDA

En el hall del hotel, Davinia se encuentra con Isabel.



Isabel: Hola, amiga… ¿cómo tu por acá?

Davinia: Venía a hablar con Saúl, tengo un asunto pendiente que resolver con él. ¿Le has visto?

Isabel: Sí, sí, creo que está en el jardín. En el invernadero.

Davinia: ¿En el invernadero?

Isabel: Bueno ya sabes que la jardinería es una de las aficiones de Saúl. Si quieres hablar con él, allá está.

Davinia: OK... Nos vemos luego.

Isabel: Chao, “Davi” (Sonriendo y pensando para sí: Hasta nunca, estúpida)

La ingenua Davinia sale al jardín del hotel, la joven se dirige al invernadero. Davinia llega al pequeño edificio acristalado donde Saúl le ha tendido una trampa. Las alas del tejadillo levadizo están levantadas para permitir la entrada de aire en el invernadero, pero la palanca que las mantiene así está débilmente sujeta por una pala que apoya en la puerta del invernadero.

Cuando Davinia se dispone a entrar…

Davinia: ¿Saúl? ¿Saúl, estás aquí?

En ese momento en que la joven abre la puerta, la pala se cae dejando de sujetar la palanca del tejadillo. Las acristaladas puertas del techo se cierran de golpe rompiéndose en mil pedazos. Los cristales, afilados como cuchillos, caen sobre Davinia como una lluvia de puñales. La joven muere en el acto.

CONTINUARÁ...

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