viernes, 1 de junio de 2012

Capítulo 13: El Testamento




CAPITULO 13: EL TESTAMENTO


DÍAS MÁS TARDE

HACIENDA PEÑASANTA, MÉXICO


Alicia llega a la finca de Andrés Peñasanta para una entrevista de trabajo. La joven intenta así iniciar una nueva vida en su México natal, lejos de Carlos, a quién no logra olvidar. En el despacho de Andrés, el hacendado se encuentra escribiendo en su agenda personal unas citas con proveedores. En ese mismo momento, tocan a la puerta.



Andrés: Sí, adelante…

La puerta se abre lentamente y de abajo a arriba la imagen comienza en unos elegantes zapatos de mujer, subiendo por unas sensuales piernas, un bonito vestido azul que resalta una bella figura y finalmente un rostro y una sonrisa angelical. Es ella, Alicia.



Alicia: Buenos días, vengo por lo del trabajo. (Sonríe)

Andrés: Buenos días… (Alzando la vista, se queda mudo al verla después de tantos años) ¿Alicia? ¿Alicia eres tú? (Mirándola sin pestañear, se levanta de la silla y se acerca a la joven)

Alicia: Sí, soy yo… Andrés.. ¿Cuánto tiempo verdad?

Andrés: Siete años, exactamente siete años que no había vuelto a saber de ti. (Mirándola fijamente a los ojos)

Alicia: Es mucho tiempo… sí.

Andrés: Pero, ven, toma asiento (Cediéndole una silla, él se sienta al otro lado del escritorio)

Alicia: Mi padre me dijo que estabas buscando una administrativa para la contabilidad y la facturación de la hacienda y bueno pensé que tal vez yo…

Andrés: ¡Y muy bien que hiciste en aceptar mi oferta! (Sonríe) ¿Quieres tomar algo? ¿Café, té? ¿Un refresco?

Alicia: No gracias, si acabo de desayunar ahorita en mi casa.

Andrés: ¿Y como has llegado hasta la hacienda? (Sorprendido)

Alicia: Mi papá me trajo en su camionetica, más tarde me pasa a buscar. (Sonríe)

Andrés: Me parece perfecto. Pues que bueno volver a verte, en serio. ¿Y tu hermano, cómo está? ¿Cómo está Joaquín?

Alicia: Está en Miami, encontró trabajo en un hotel y bueno… le va bien.

Andrés: Si algo me dijo tu padre, pero también me contó que tú estabas por allá.

Alicia: Sí, pero… pero me botaron del trabajo (miente) y decidí volverme a México. Terminé con Car… con mi ex y bueno, es muy largo de contar.

Andrés: Entiendo…

Alicia: A fin de cuentas, mejor que acá en ningún lado. ¿No crees?

Andrés: Anda, déjame al menos que te ofrezca un café. No me lo rechaces. (Se levanta de la silla y le sirve uno de una cafetera del mueble principal, junto a la ventana) ¿Dos de azúcar?

Alicia: Sí, dos, gracias… Bueno y… ¿Cuándo puedo comenzar el trabajo?

Andrés: Hoy mismo, si tu quieres. ¿Qué opinas? (Dándole la taza de café)

Alicia: Gracias (Agarrando la taza) Pues me parece perfecto, porque ya estaba como loca pensando en qué iba a poder trabajar a mi vuelta, así que esto me ha venido genial. (Bebiendo el café)

Andrés: Me alegro que lo veas, así. Ahora te voy a enseñar la hacienda, ven.

La mexicana termina su café y Andrés se levanta de su asiento, tomándola de la mano.

Andrés: Estoy seguro que te va a encantar. No es muy grande, pero es hermosa. Criamos vacuno de carne y sembramos algo de maíz.

Alicia: Me encantaría conocer.

Andrés: No se hable más, vamos. (Ambos salen del despacho)

Mientras Andrés le muestra su extensa finca, el ganado y los campos, Alicia se pierde en sus pensamientos, recordando a Carlos. Pensando qué será de él ahora que ella se fue… Sin imaginarse que el destino les volverá a unir en unos meses. Andrés la mira admirando su belleza y su forma de ser. Desde adolescente estuvo enamorado de ella pero Alicia nunca le vio como algo más que un buen amigo de su hermano. Pero esta vez Andrés no quiere perder las esperanzas de que ella olvide a Carlos y se enamore de él. ¿Lo conseguirá?



MIAMI, FLORIDA


HOTEL IMPERIAL FLORIDA

En las cocinas del hotel, Sonia le cuenta a Nieves lo sucedido…



Sonia: Como lo oyes, Nieves, Alicia se marchó a México para olvidarse de Carlos.

Nieves: Diosito… no puedo creerlo.

Sonia: Carlos la engañaba con su esposa así que…

Nieves: Achis, achis. (Pensando: No puede ser, mi hijo no es así…)

Sonia: Por cierto que era lo que me tenías que contar con tanta urgencia.

Nieves: Don Eladio falleció hace dos días, Sonia. ¿Qué no te has enterado? Al parecer no superó la crisis sufrida en la fiesta de aniversario. Era un gran hombre (Recordándole con mucho cariño pues fueron novios de juventud)

Sonia: Sí, lo sé… Llamaré a Alicia para contárselo en estos días. Lo siento mucho por esa familia… Bueno, te dejo que he quedado con un chico.

Nieves: ¿Ah sí? ¿Con quién?

Sonia: Con Miguel, el hermano de Carlos. ¿Cómo la ves?

Nieves: ¿Estás saliendo con Miguel? (Sorprendida)

Sonia: Sí, apenas comenzamos hoy pero… no sé algo me dice que vamos a ser buenos amigos.

Nieves: Y algo más, muchacha, que ese brillo de los ojitos dice que te gusta mucho ese joven.

Sonia: La verdad, Nieves, es que sí, me gusta pero no quiero hacerme ilusiones no me pase igual que con Joaquín.

Nieves: Haces bien. Mucha suerte, que lo pases muy padre.

Sonia: ¡Gracias! ¡Chao! (Se marcha)



Lejos de allí, en una de las notarías más importantes de la ciudad, la familia Álvarez se reúne para conocer las últimas voluntades de don Eladio, su testamento. Ha llegado el momento de la verdad…





Notario: Bueno ahora que estamos aquí todos reunidos, procederé a dar lectura del testamento y últimas voluntades de don Eladio Álvarez Mendoza.

Claudia: Por favor, adelante. (Todos permanecen en silencio)

Notario: A mi amada esposa, Claudia Gallardo, le dejo en herencia el hotel Imperial Florida, sito en la ciudad de Miami.

Carlos: Es lo que papá siempre quiso (Sonríe) Sé que serás una buena presidenta mamá.

Claudia: Gracias, cariño.

Notario: A mi hijo menor, Miguel, le corresponde el hotel “Saint Lawrence” de París (Francia)

Miguel: Bueno… (Sonríe, a pesar de que a él no le gusta el mundo hotelero, sino la aviación comercial)

Notario: A mi hija Liliana le dejo el hotel “Imperial New York”, sito en la mencionada ciudad de Nueva York.

Liliana: (Mirando al cielo) Seguiré trabajando duro para sacarlo adelante, te lo prometo papá. (Mientras su novio Patrick la toma de la mano)

Notario: A mi hijo Carlos, el mayor, le dejo en herencia la mansión Álvarez sita en Miami y… la hacienda “Los Naranjos”, situada en el estado de Jalisco, México.

Carlos: ¿Papá me dejó la hacienda a mí? (Sorprendido)

La pérfida e interesada Isabel sonríe para sí ya que sabe que dicha hacienda vale millones de dólares. Saúl y ella se miran de reojo y se sonríen mutuamente pero nadie se percata de ello.

Notario: Así es, señor Álvarez. Es el testamento de su padre y su último deseo. Aquí dice que podrá tomar posesión de dicha finca inmediatamente. Pero hay algo más.

Liliana: ¿Más?

Notario: Sí, su señor padre menciona a otro heredero, heredera en este caso.

Claudia: ¿Qué? ¿Pero qué diablos está diciendo? ¿Cómo que otra heredera? ¿Quién?

Notario: Leo textualmente… A mi hija, a la que nunca llegué a reconocer hasta el día de hoy en que redacto y firmo el presente documento… le dejo el restaurante “Donatello”, situado en Miami.

Carlos: ¿Hija? ¿Pero de qué hija está hablando? Solo tenemos una hermana, Liliana.

Notario: Por favor, déjenme terminar…

Miguel: Esto tiene que ser una broma…

Notario: Dicha, hija a quien mantuve en secreto durante años, fruto de una relación extraconyugal es… Samantha Arriaga.

Claudia: (Levantándose de la silla furiosa) ¿QUÉEEEEE? ¿Pero que dice? Esto tiene que ser una infamia (Fingiendo no conocer de la existencia de Samantha ante sus hijos)

Mientras Carlos, Miguel, Liliana, Patrick, Isabel y Saúl salen de la oficina del notario, doña Claudia se queda discutiendo con el licenciado sobre el testamento. Ya en el pasillo, Carlos conversa con su esposa.

Isabel: ¿Tú padre tenía una hija bastarda? Ahora que me entero… (Fingiendo no conocer a Samantha)

Carlos: Yo tampoco lo sabía, nos acabamos todos de enterar.

Isabel: Bueno, mi vida… si esa es la última voluntad de tu papá, la tendréis que respetar.

Carlos: Sí, sí, claro pero… pero me gustaría conocer a esa mujer…(Pensando)

Isabel: Bueno y ahora que tu madre se queda al cargo del hotel… ¿Qué vas a hacer?

Carlos: Irme a México, tengo que sacar adelante la hacienda, es lo que quería mi padre.

Isabel: Tu madre me ha dicho que… bueno que… la tipita esa… la tal Alicia y tú habéis roto…

Carlos: Así es… (Pensando en Alicia)

Isabel: Ay cariño, cuanto lo siento (Acariciándole el cabello y el cuello)

Carlos: Pero bueno, no importa, ya no quiero saber más nada de ella. Prefiero que no me la menciones, por favor… (Molesto)

Isabel: (Sonriendo) Bueno, mi vida, bueno… tranquilo. Ahora lo más importante es este bebé que está por llegar. ¿Verdad?

Carlos: Sí, claro, mi hijo es lo primero. Yo voy a estar pendiente de tu embarazo y todo lo que tenga que ver con el niño pero…

Isabel: ¿Pero qué, Carlos?

Carlos: Si quieres puedes viajar conmigo a México, a la hacienda, pero entre tú y yo las cosas ya no van a ser igual. Yo cumpliré con mi deber de padre pero entre nosotros no habrá nada más. Seguiremos casados por el niño nada más.

Isabel: Bueno… bueno… Como tu quieras… (Pensando: Estúpido, ya veremos si no logro reconquistarte de nuevo y hacer que olvides a esa marginal)

En ese momento suena el teléfono celular de Carlos, quien contesta la llamada.



Carlos: ¿Bueno?

Alicia: (Silencio)

Carlos: ¡Bueno! ¿Quién es? ¿Diga?

Alicia: So… soy yo, Carlos…

Carlos: ¿Qué quieres? ¿No dijiste que no querías volver a saber nada más de mí?

Alicia: Siento si te molesto, es que… es que Sonia me dijo que…

Carlos: No me interesa lo que te haya dicho tu amiga la chismosa, lo único que quiero es que me dejes en paz y te olvides de mí.

Alicia: ¿Por qué eres así? Yo sólo te llamaba para darte el pésame por lo de tu papá… Lo siento, de veras.

Carlos: Gracias pero ya es tarde para eso. Además, ya sé que me has estado viendo la cara de imbécil durante todo este tiempo. Jamás pensé que fueras de esa clase de mujeres..

Alicia: Oye, ¿Se puede saber de qué estás hablando?

Carlos: ¿Qué de qué hablo? El día que te ibas para México, tras el funeral de mi padre fui a tu casa para hablar contigo e intentar arreglar las cosas y lo que vi…

Alicia: ¿Qué? ¿Qué viste? (Preocupada)

Carlos: ¡A ti besándote con el imbécil de mi primo Saúl! ¡Eres una cualquiera!

Alicia: ¡A mí no me alces la voz! ¡Eso es mentira! ¡Yo nunca he tenido nada que ver con tu primo! Saúl me besó a la fuerza.

Carlos: ¡Eres una cínica! Primero me reprochas que yo te engañaba con Isabel, cuando era mentira y luego… luego descubro que me eres tú la verdadera traidora.

Alicia: Escúchame Carlos, las cosas no son así, no es como tu piensas.

Carlos: ¿Ah no? ¿Me vas a decir que estoy ciego? ¿Qué todo son imaginaciones mías?

Alicia: Por favor…

Carlos: ¡Olvídame! ¡Haz cuenta de que tú y yo nunca nos conocimos! No quiero volver a saber nada de ti nunca más en toda mi vida. ¿Me has oído?

Alicia: Eres un necio, un… (Enojada)

Carlos: Lo mismo que tú, así que cállate y no vuelvas a molestarme más.

Alicia: Te vas a arrepentir de lo que me estás haciendo… (Se le saltan las lágrimas)

Carlos: Tal vez la que se arrepienta de todo esto seas tú. Maldita sea la hora en que te conocí siquiera. ¡Adiós! (Apagando el celular)

Mientras, Alicia en su casa de Guadalajara, rompe a llorar deshecha en un mar de lágrimas, porque todavía le ama, tanto como él a ella.



MESES DESPUÉS


HACIENDA LOS NARANJOS, MÉXICO


Han pasado unos meses desde que Carlos se mudara a México. En la finca de los Álvarez, en el salón principal de la mansión, Carlos conversa con su esposa Isabel.



Isabel: Estoy tan contenta. Ya sólo me quedan dos meses de embarazo. (Está de 7)

Carlos: Según te dijo el médico todo marcha bien. Ya tengo ganas de ver la cara de mi hijo (Sonríe)

Isabel: Vas a ser un gran padre para él, Carlos. Estoy segura de ello.

Carlos: Cambiando de tema… ¿Sabes si ha llamado mi hermana Liliana?

Isabel: No, pero deben estar bien. El hotel de Nueva York va a las mil maravillas según me ha contado tu madre.

Carlos: Por cierto… ¿Dónde anda mi madre?

Isabel: Claudia salió a dar un paseo por los sembradíos, ya sabes lo que la gusta el campo y la hacienda.

Carlos: Este es un lugar para criar al niño. ¿Verdad? Mejor que en la gran ciudad.

Isabel: Guadalajara es bonito pero muy agobiante, mucha gente, además está lleno de gente naca e igualada. Aquí estamos más a nuestro aire.

Carlos: Bueno me marcho, tengo que revisar unas cercas y hablar con los peones sobre la cosecha de naranjas.

Isabel: Ok, mi amor. Nos vemos luego. Bye.



GUADALAJARA, MÉXICO


En casa de Alicia, la joven charla por teléfono con su amiga Sonia, que está en el hotel, en Miami.



Alicia: ¿Pero qué dices Sonia? ¿Estás segura?

Sonia: Tan segura como que es de día, amiga. Joaquín llegó anoche borracho al departamento y entre las babosadas que decía, se le escapó que tuvo una aventura con Isabel.

Alicia: Diosito pero entonces… eso… eso quiere decir que…

Sonia: Que tal vez, el hijo de esa víbora no sea de Carlos. ¿Y si en verdad te dijo la verdad? ¿Y sí nunca te engañó con ella? A lo mejor el bebé no es hijo suyo.

Alicia: No puedo creerme lo que me estás contando. ¿Cómo es que el idiota de mi hermano no fue capaz de contarme esto antes?

Sonia: No lo sé, pero ya no le des mas vueltas. Yo que tú hablaría con Carlos pronto.

Alicia: Ya no tengo el número de celular… ni ninguno suyo, los borré todos.

Sonia: Carlos ya no vive en Miami, Alicia.

Alicia: ¿Ah no? ¿Y donde vive ahora?

Sonia: Muy cerquita de tí, hace poco se mudaron para México. Don Eladio le dejó en herencia una hacienda en Jalisco.

Alicia: ¿Qué, aquí? ¿En dónde?

Sonia: Cerca de un pueblo llamado San Román. Lo sé porque el chisme está en boca de todo el hotel.

Alicia: ¿Sabes la dirección de esa hacienda? Iré con la camioneta de mi papá, tengo que saber si eso que me contaste es cierto. Tengo que hablar con Isabel y con Carlos.

Sonia: Si, apunta. (Mientras Sonia le dice la dirección por teléfono, Alicia toma nota)



HACIENDA "LOS NARANJOS", JALISCO, MÉXICO


Alicia llega manejando la camioneta de su padre, la mexicana pega un brusco frenazo. Alicia está muy nerviosa y enojada. La joven baja del auto y entra en la mansión.

En el piso de arriba de la lujosa casa de la familia Álvarez en México...



Isabel: (Viendola entrar por la puerta) ¿Se puede saber que demonios haces tú aquí? (Rabiosa) ¿Cómo has entrado en mi casa?

Alicia: La puerta estaba abierta… y no me voy a ir de aquí hasta que no me digas toda la verdad.

Isabel: Si no te largas ahora mismo te juro que soy capaz de llamar a la policía por allanamiento de morada.

Alicia: Lo sé todo… (Desafiante, subiendo por las escaleras)

Isabel: No sé de qué me estás hablando… ¿A qué has venido? ¿No tuviste suficiente en Miami? No paraste hasta que te le metiste por los ojos a mi marido, descarada… !Hazme el favor y te me vas de mi casa ahora mismo! !ZORRA!

Alicia: Te he dicho que no me voy a mover de aquí hasta que Carlos llegue. Todavía no me puedo creer que haya sido capaz de volver contigo… !A saber si ese hijo que estás esperando es de él!

En ese momento, Isabel, llena de rabia y de ira le suelta una fortísima cachetada a Alicia. La mexicana se la devuelve con la misma saña. Ambas mujeres forcejean, pero en plena pelea, Isabel pierde el equilibro cayendo por las escaleras. Escuchamos música incidental, la caída es espectacular. Isabel, embarazada ya de 7 meses, cae rodando por las escaleras.

Isabel: ¡Ahhhhhhhhhhh!

Alicia: ¡ISABEEEEEEEEEEEEEEELLLL!



http://www.youtube.com/watch?v=pnR4OFrQqrw&feature=player_embedded

A estas alturas Isabel está embarazada ya de 7 meses. La venezolana cae rodando por la elegante escalera ante la atónita mirada de Alicia quien da un grito desgarrador que inunda toda la mansión. La caída es espectacular, Isabel pierde el conocimiento.

Alicia: ¡ISABEEEEEEEEEEEEEEELLLL! !Socorroooo!! !AYUDA POR FAVOOOOOR!!

Alicia comienza a chillar desesperada y nerviosa pidiendo ayuda. A pocos metros de la hacienda, Carlos, montado a caballo, escucha los gritos que proceden de la mansión.



CONTINUARA…

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