jueves, 14 de junio de 2012

Capítulo 15: Verdad al descubierto



CAPITULO 15: VERDAD AL DESCUBIERTO


GUADALAJARA, MÉXICO


HOSPITAL CENTRAL DE GUADALAJARA

En el área de urgencias del centro sanitario, Carlos y Alicia continúan conversando en la sala de espera, mientras Andrés es atendido por un médico en consulta. Ambos, de pie, siguen hablando acerca del jefe de Alicia.



Carlos: ¿Te gusta ese tipo? ¿Te gusta ese Andrés? (Celoso)

Alicia: No voy a responder a eso… no es asunto tuyo. (Orgullosa)

Carlos: Ok, ok… como quieras, al fin y al cabo a mí no me tiene que importar ya tu vida, ni con quien salgas. Como bien dijiste, tú y yo ya no somos nada, así que…

Alicia: Qué bueno que lo entendiste, para lo necio y cabezón que eres. (Burlándose)

Carlos: No te burles de mí (Molesto)

Alicia: De verás que eres bobo ¿Eh? ¡Qué me va a gustar Andrés! Yo no soy como tú, que a la primera de cambio te volviste con tu esposa, sólo porque estaba de encargo.

Carlos: No empieces otra vez con eso, ahora mismo voy a hablar con Isabel y voy a aclarar todo esto de una vez.

Alicia: Te lo va a negar todo, como si no la conociera. No sé como has podido estar tantos años casado con esa arpía. De lejitos se nota la clase de bruja que está hecha.

Carlos: Mira Alicia, mi matrimonio con Isabel ya estaba mal mucho antes de que tú y yo nos conociéramos en el hotel. Cuando empecé a estar contigo no volví a tocarla, jamás hemos vuelto a tener intimidad. Yo creía que estaba embarazada de mucho antes.

Alicia: ¿Cómo así que de mucho antes?

Carlos: Si echas cuentas, cuando Isabel hizo público ante todo el mundo que estaba embarazada en la fiesta, me dijo que estaba de tres meses. Lo he estado pensando y dudo mucho que la niña sea hija de Joaquín.

Alicia: ¿Ah no? ¿Y entonces?

Carlos: Isabel me engañaba desde hace tiempo con alguien más y tengo que descubrir con quién. Te dejo, voy a subir a la habitación a verla y hablar de todo esto.

Alicia: Bueno, pues con lo que sea ya me contarás. Siento todo lo que ha pasado. No fue mi intención discutir con Isabel y que pasara lo que pasó en la hacienda.

Carlos: Ya no importa, no te preocupes. Chao.

Alicia: Chao… (La joven se queda pensativa, mirando a Carlos mientras este se marcha hacia el ascensor del hospital. Alicia sospecha de quién podría ser hija la niña que acaba de nacer)


Mientras, en una de las habitaciones del hospital, en el área de maternidad, Isabel, echada en la cama conversa por teléfono con Saúl, quien está en su departamento de Miami.



Isabel: Y por su culpa, tuve un parto prematuro. Me han tenido que hacer una cesárea, estoy toda dolorida, no me puedo mover de este maldito hospital en una semana. (Enojada)

Saúl: Esa estúpida de Alicia siempre está fastidiando. Bueno y… ¿Cómo estás, como está la niña?

Isabel: Bien, gracias a Dios, las dos estamos bien. Quería saber si vas a venir a vernos a México. Recuerda que me lo prometiste.

Saúl: Ahora no puedo viajar, tengo que estar al cargo del hotel. Desde que Carlos y tú se fueron no se han preocupado de esto y la vieja momia de mi tía Claudia, tampoco ha vuelto a pisar por aquí. Estoy harto de que todo me toque a mí.

Isabel: ¿No era eso lo que querías? ¿Estar al frente del hotel? ¿Dé que te quejas ahora?

Saúl: Sí, pero no así. Además, hace tiempo que quería hablar contigo sobre lo nuestro.

En ese momento, la puerta de la habitación se abre lentamente pero Isabel no se da cuenta de ello. Carlos escucha la siguiente conversación tras la puerta…



Isabel: ¿Sobre lo nuestro? Oye ¿Qué estás tratando de decirme, eh? (Enojada)

Saúl: Esto no puede seguir así, llevas meses en esa mugrosa hacienda, viviendo como una millonaria mantenida por tu maridito y yo aquí dejándome el lomo por este hotel. Como comprenderás no estoy dispuesto a ser el otro eternamente, así que tu verás.

Isabel: ¿Se puede saber a qué viene esto ahora?

Saúl: A que si no te divorcias de Carlos pronto, te juro que no vuelves a verme más. ¿Está claro? Hicimos un trato, tu seguías casada con Carlos hasta que él heredara y después le pedías un divorcio multimillonario para estar conmigo. ¿Recuerdas?

Isabel: Claro que lo recuerdo pero no voy a poder hacer eso por ahora, es demasiado pronto. La niña acaba de nacer ¿Cómo le voy a pedir el divorcio?

Saúl: Tu verás, pero yo no soy plato de segunda mesa. Tienes una semana para pensarlo.

Isabel: ¿Me estás amenazando?

Saúl: Tómalo como quieras… (Desafiante)

Isabel: ¡Eres un imbécil!

Detrás de la puerta, en una rendija entreabierta, Carlos continúa escuchándolo todo sin dar crédito a lo que está oyendo. En primer plano, sus ojos hablan por sí sólos…

Saúl: No tengo ganas de discutir, tengo mucho que hacer… (Disponiéndose a terminar la llamada)

Isabel: ¡Ni se te ocurra colgarme el teléfono! ¡A mí no me vas a dejar con la palabra en la boca! Te juro que si me dejas no conocerás a tu hija en tu vida. ¿Me oyes? (Furiosa)

Saúl: Eso todavía esta por probarse…

Isabel: ¡Mira Saúl, conmigo no se juega! La niña es tu hija y bien lo sabes. No me hagas enojar porque… (Rabiosa)

En ese instante, Carlos abre la puerta del todo y la sorprende. Isabel, en la cama, se queda blanca de la impresión. Ha sido descubierta. Todo su teatro se acaba de caer ante su marido. La venezolana cuelga el teléfono y no sabe como reaccionar.

Carlos: Vaya, vaya… (Acercándose a la cama) Así que era cierto…

Isabel: ¿Ci… cierto el qué? (Nerviosa) No sé de qué me estás hablando…

Carlos: No te me hagas la tonta que lo he escuchado todo perfectamente… (Enojado y mirándola directamente a los ojos para intimidarla)

Isabel: ¿El qué? ¿De qué hablas? (Preocupada)

Carlos: ¡De que la niña no es mi hija, sino de mi primo Saúl! ¡Cínica, embustera! Me has estado viendo la cara todo este tiempo pero esto no se va a quedar así, vaya que no…

Isabel: ¿Pero qué dices, te has vuelto loco? Eso no es así, escuchaste mal. Como iba yo a decir que….

Carlos: ¡Cállate! Lo he oído todo, como le decías a Saúl que la niña es hija suya, eres una desgraciada, ahora lo veo todo claro. Alicia tenía razón…

Isabel: ¡Ahora le vas a creer más a esa muerta de hambre que a mí! ¡Esto es colmo! Me tienes harta ya, HAR-TA.

Carlos: Más harto estoy yo de todas tus mentiras y tus engaños. ¿Desde cuando hace que me engañabas con Saúl? ¿Desde cuando? ¡Habla!

Isabel: ¡No voy a admitir nada de lo que estás diciendo porque no es cierto! ¡Estás loco! Esa mujerzuela te ha enredado con sus chismes y su carita de yo no fui pero no es más que una trepadora y una zorra.

Carlos: Mira quién fue a hablar….

Isabel: A mi no me faltes al respeto, no te permito que me hables así porque te juro que… (Enojada)

Carlos: ¡Te hablo como se me pega la gana! Creías que no me iba a dar cuenta, esto lo teníais planeado el desgraciado de Saúl y tú ¿Verdad? Ahora lo entiendo todo… Claro, aquel día en casa de Alicia… ¡Pero qué idiota fui… pero qué imbécil!

Isabel: ¿Se puede saber que dices? No entiendo a qué te refieres.

Carlos: El día que Alicia me dejó por culpa de tu embarazo, fui a verla a su casa y me encontré a Saúl besándola en plena calle…. Estoy seguro de que aquello fue obra tuya…

Isabel: Ay, ya deja de decir babosadas ¿Quieres? No estoy para tus tonterías, estoy muy cansada y necesito dormir. Cómo se nota que los hombres no saben lo que es parir…

Carlos: No te preocupes, que te voy a dejar sola, pero sola para siempre. Quiero el divorcio.

Isabel: Eres un estúpido… ¡Lárgate ahora mismo de mi vista! ¿Quieres el divorcio? OK, lo vas a tener pero te juro que te voy a dejar en la ruina, maldito miserable. Esta me la vas a pagar.

Carlos: Si no estuvieras en esa cama postrada me ibas a conocer…

Isabel: Márchate y no vuelvas, ya nos veremos en los tribunales ya… Te voy a hundir, desgraciado.

Carlos: Eso está por verse. (Se marcha dando un portazo)



MIAMI, FLORIDA


HOTEL IMPERIAL FLORIDA


En las cocinas del hotel, Sonia charla con Nieves animadamente.



Nieves: ¿En serio? Ay que buena noticia, hija.

Sonia: Alicia acaba de llamarme por teléfono para contarme. Isabel tuvo una niña, pero hay algo que quería decirte.

Nieves: ¿De qué se trata?

Sonia: Tanto ella como yo sospechamos que la bebita no es hija de Carlos.

Nieves: ¿Qué? ¿Cómo así que no es hija de Carlos? ¿Pero qué dices?

Sonia: Joaquín, el hermano de Alicia tuvo una aventura con Isabel estando aquí en el hotel, por eso creemos que la niña podría ser hija suya.

Nieves: Ay Diosito… aquí se va a armar la de San Quintín. No me quiero imaginar la cara que va a poner el señor Carlos cuando sepa la verdad…

Sonia: Ni yo… Nieves, ni yo…


DEPARTAMENTO DE SAÚL

En el salón de la vivienda, Saúl conversa con Samantha mientras la rubia se sirve una copa de whisky. Saúl, sentado en el sofá, bebe de una copa de coñac.



Samantha: Jajajaja, no me quiero ni imaginar la cara de estúpida que se le habrá quedado a la pobre Isabel… Ay, que pena, se ha quedado como novia de pueblo, vestida y alborotada… (Burlándose)

Saúl: Te dije que la iba a dejar, y así ha sido.

Samantha: ¿Y que va a pasar ahora con tu hija, mi amor? (Sentándose junto a él, comienza a desabrocharle la camisa y a besarle el pecho lentamente)

Saúl: Mmm… ya veremos…

Samantha: Te extraño mucho… (Se besan) Esta niña ha sido mala, mala….

Saúl: ¿Qué tan mala?

Samantha: Muy mala… (Sentada sobre sus rodillas, comienza a quitarse el vestido, dejándole ver sus pechos a Saúl)

Saúl: Mmmm… ¡Ven acá con papá!

Ambos se abrazan y comienzan a besarse y a recorrer sus cuerpos con pasión. Saúl y Samantha terminan haciendo el amor con un deseo incontrolable en el sofá del departamento.


GUADALAJARA, MEXICO


HOSPITAL CENTRAL DE GUADALAJARA

En la sala de espera, Alicia, sentada en una de las sillas, sigue pendiente del estado de salud de Andrés que todavía continua siendo atendido por los doctores. En ese momento Carlos aparece muy malhumorado tras haber descubierto la verdad sobre Isabel.



Alicia: ¿Carlos? Qué pronto regresaste… ¿Qué pasó? ¿Hablaste con Isabel?

Carlos: ¿Qué si hable? La encontré hablando por teléfono con su amante, con el padre de la niña. ¿Te lo puedes creer? (Muy enojado y serio)

Alicia: ¿Qué?

Carlos: ¿Y a que no sabes quien es? ¡Nada menos que mi primo Saúl!

Alicia: ¡Válgame Dios! ¿Pero qué dices? ¿Cómo así que Saúl? (Levantándose de la silla)

Justo a la vez llega Claudia de la cafetería del hospital.



Claudia: ¿Se puede saber que hace usted aquí todavía? (Molesta) ¿No le dije que se fuera de aquí? ¿O como se lo tengo que decir? ¿Eh?

Carlos: Por favor mamá, cállate, que esto es muy serio. Deja en paz a Alicia, porque gracias a ella hoy acabo de descubrir toda la verdad.

Alicia: Miren, yo les tengo que dejar, voy a recepción a preguntar por un amigo… (Se marcha) Con permiso…

Claudia: ¿La verdad? ¿De qué verdad estás hablando hijo? (Sorprendida y sin entender nada)

Carlos: ¡De que Isabel me ha estado engañando todos estos meses! ¡El padre de la bebé no soy yo! ¡Es Saúl! ¡SAÚL!

Claudia: ¿Quéeee? (Decepcionada ya que quería a Isabel como una hija)

Carlos: Cómo lo oyes, mamá. Hace un rato estuve en la habitación para hablar con ella y la descubrí hablando por teléfono con él.

Claudia: Pero eso no puede ser cierto… no puede ser verdad, Carlos. Ahora mismo voy a hablar con ella, me va querer escuchar.

Mientras Claudia se marcha, Alicia reaparece en el área de urgencias junto con Andrés, quien va sentado en una silla de ruedas. Alicia empuja la silla y ambos se dirigen a la salida del hospital.



Carlos: ¡Alicia! (Acercándose) ¡Alicia! ¿Ya te vas?

Alicia: Sí, Carlos, voy a llevar a Andrés a la hacienda en su carro. Tiene un esguince y no puede manejar.

Carlos: ¿Pues que no vino con dos peones?

Andrés: (En la silla) Sí, pero se marcharon porque tenían cosas que hacer en la finca. Lamento que tu amiga me tenga que acompañar pero…

Carlos: Alicia no es amiga mía… (Celoso)

Andrés: ¿Ah no? Pues yo pensé que… bueno, creía que se conocían de antes.

Alicia: Andrés, Carlos es…

Carlos: Su novio, soy su novio. (Celoso y tratando de imponerse)

Andrés: ¿Qué? ¿Cómo que tu novio? Alicia… ¿No dijiste que estabas soltera?

Alicia: Carlos es mi ex, Andrés, mi EX (Mirando a Carlos, intentando aclararle lo que son ahora)

Carlos: Mmmm… (Enojado y celoso)

Alicia: Bueno, ha sido un gusto volver a verte, Carlos, que Isabel se recupere pronto y ya me contarás… Ahora si nos disculpas, tenemos que irnos. ¿Verdad Andrés?

Andrés: Gracias por el ofrecimiento, Alicia, de verdad que no sé que haría sin ti… (Sonríe)

Alicia: Chao Carlos…

La joven se marcha empujando la silla de ruedas de Andrés, mientras Carlos les observa con detalle y se da cuenta de que entre Alicia y su jefe no hay sólo una relación laboral, sino una bonita amistad. Carlos está celoso porque a pesar de que Alicia le niega que haya algo más entre ellos dos, siente que Andrés podría llegar a convertirse en algo más para ella. Y es que Andrés es un hombre bien parecido, simpático y sobre todo, muy buena persona. Justo lo que Alicia necesita, una relación sin complicaciones.

También en el hospital de Guadalajara pero en la habitación de Isabel, la venezolana discute con Claudia.



Isabel: ¿Usted también le va a creer a Carlos? Por favor… lo que me faltaba por hoy.

Claudia: ¡Claro que le creo! ¡Carlos es mi hijo! Eres una desvergonzada. Tanto que criticabas a esa tal Alicia y resultó que tu eres más golfa y descarada que ella.

Isabel: ¡A mi no me insulte! Si su hijo hubiera sido un marido como Dios manda yo jamás me habría fijado en otro hombre… eso le pasa por no cumplir con sus deberes de esposo…. (Burlándose)

Claudia: Eres una cualquiera… Ahora me acabo de dar cuenta. (Enojada)

Isabel. Piense lo que le de la gana, vieja estúpida.

La madre de Carlos se acerca a la cama y llena de rabia y de ira le suelta una fortísima cachetada a Isabel. Su sonido llena la escena.

Claudia: ¡Esto para que aprendas a no faltarme al respeto! No quiero volver a verte cerca de mi hijo ni de mi familia. ¿Está claro?

Isabel: No se preocupe, que Carlos ya me ha pedido el divorcio, pero… ¿Sabe qué? Le voy a dejar en la calle. (Desafiante)

Claudia: Antes de que eso suceda soy capaz de sacarte los ojos con mis propias uñas. (Amenazante)

Isabel: No le tengo ningún miedo… Recuerde el dicho, querida Claudia, quién ríe el último ríe mejor… jajajaja. (Burlándose)

Doña Claudia sale de la habitación indignada y decepcionada, pensando que todos han sido engañados por la astucia de Isabel y Saúl durante largo tiempo. Claudia siente arrepentimiento por haber tratado tan mal a Alicia horas antes en el hospital y se queda pensando en el pasillo acerca de la joven que ha conquistado el corazón de su hijo.



DOS SEMANAS DESPUÉS

Alicia y Carlos se encuentran en una cafetería del centro de Guadalajara, situada enfrente de la plaza de la catedral.



Carlos la estaba esperando sentado en la terraza, tomándose un café. En ese momento aparece Alicia, muy guapa, vestida con un elegante vestido rojo. La joven se le acerca y…




Alicia: Hola… ¿Te hice esperar mucho?

Carlos: No… apenas llevo diez minutos acá. Estás preciosa… (Sonríe)

Alicia: Gracias… es que he quedado para almorzar con Andrés. Tenemos una reunión con otros ganaderos en la cooperativa y ya sabes…

Carlos: Claro… (Celoso pero a la vez resignado a perderla para siempre)

Alicia: Bueno, dime. ¿Qué era eso tan importante que querías decirme? Mira que tengo poco tiempo. En media hora me tengo que ir.

Carlos: Lo sé, siento haberte citado a esta hora pero necesitaba verte y hablar contigo.

Alicia: ¿Qué te pasa? ¿Por qué cambias la cara?

Carlos: (Triste) Isabel y yo estamos en trámites de divorcio. Ya mi madre y mis hermanos saben todo lo que pasó y bueno… Tanto Miguel como Liliana me apoyan. Isabel me está pidiendo una fortuna y mis abogados no pueden hacer nada para impedir que se salga con la suya.

Alicia: ¿Cómo así? Esa mujer no se cansa de fastidiar. Es mala, pero mala, mala de verdad. A mí nunca me gustó pero bueno… ya es tarde para…

Carlos: Tú eres tan distinta de ella… (Mirándola con ternura a los ojos) Cuando te conocí creí que eras un ángel que venía a mi vida para hacerme sonreír, para hacerme olvidar todo lo malo de mi matrimonio… Nunca pensé que acabaríamos así.

Alicia: Por favor, Carlos, no empieces… Creo que entre nosotros ya está todo dicho.

Carlos: Sólo escúchame, no te pido más. Luego si quieres puedes irte pero al menos escúchame, por favor.

Alicia: Está bien… (Seria pero a la vez triste)

Carlos: Cuando te ví aquel día en el hospital con el tal Andrés Peñasierra…

Alicia: Peñasanta, Andrés Peñasanta.

Carlos: Perdón, Peñasanta… Bueno el caso es que… cómo te lo digo…

Alicia: Te pusiste celoso, yo sé.

Carlos: ¿Tanto se me notó? (Avergonzado)

Alicia: Y tanto se te nota ahora… (Sonríe)

Carlos: Bueno es que… no sé, por un momento pensé que tal vez él y tú podrían tener algo y yo pues… Me sentí muy mal, me sentí muy arrepentido de todas las cosas tan feas que te dije. Yo no soy así y lo sabes.

Alicia: Mmm… ¿Qué intentas decirme, Carlos?

Carlos: Que te quiero y que nunca he dejado de amarte. (Mirándola a los ojos)

Ambos se quedan en silencio, mientras se miran a los ojos. Sus miradas son el reflejo de que el amor que un día se tuvieron sigue vive en sus corazones, pero el orgullo a veces es más fuerte que el más grande amor.

Alicia: Creo que es mejor que me vaya… (Levantándose de la silla)

Carlos: Por favor, no te vayas… (Tomándola de una mano)

Alicia: (Sentándose de nuevo) Ay Carlos… es que… Creo que lo mejor es dejar las cosas como están. Lo nuestro no puede ser.

Carlos: Pero Isabel ya no es un problema en mi vida, ya es un hecho que nos vamos a divorciar. Lo que más siento es que la niña no sea mi hija… es tan bonita… (Sonríe)

Alicia: Imagino que no habrás vuelto a verla ¿Verdad?

Carlos: No… Isabel se marchaba hoy para Miami con ella, supongo que a que Saúl la conozca. Ya todo ha terminado entre nosotros.

Alicia: Lo siento, sé la ilusión que te hacía ser papá. (Triste por él)

Carlos: Bueno, no importa… (Con los ojos vidriosos) Otra vez será…

Alicia: Anda, no te pongas triste, por favor. No me gusta verte así.

Carlos: Lo siento, no me encuentro muy bien hoy…

En ese momento una lágrima se escapa del ojo derecho de Carlos para morir en su boca. Alicia acerca su mano para secarla, mientras le acaricia la mejilla con cariño y ternura.

Alicia: No llores… (Emocionada) Eres tan bueno…

Carlos: Sólo espero que algún día me puedas perdonar todo lo que te hice. No quiero que me guardes rencor.

Alicia: No te preocupes, no soy rencorosa. (Sonríe)

Carlos: Espero que seas muy feliz.

Alicia: Yo también te deseo lo mismo… (Triste)

Carlos: Se ve que Andrés es un buen tipo, que te quiere…

Alicia: ¿Por qué dices eso?

Carlos: Se nota que le gustas, lo ví en su mirada y en la forma en que te hablaba. Hasta un ciego se daría cuenta.

Alicia: Pero yo no siento nada por él, Carlos. Sí, es cierto que más de una vez me ha pedido salir a tomar algo o a cenar pero yo nunca he aceptado. Sólo voy a comidas de trabajo, nada más.

Carlos: ¿Y por qué no quieres salir con él? ¿No te gusta?

Alicia: Andrés es un tipazo, Carlos, es guapo, es buena gente, pero yo no siento más que una linda amistad y él lo sabe. Nunca le he dado alas para que piense algo más.

Carlos: Yo creía que…

Alicia: Pues pensaste mal. (Sonríe) Mira, yo a Andrés le veo como un buen amigo, nada más. Ahora mismo no quiero saber nada de hombres, estoy muy bien sola.

Carlos: Entiendo…

Alicia: Trabajo todo el día en la hacienda, en la noche llego a la casa, atiendo un poco a mi papá y me voy pronto a dormir. No tengo tiempo para pensar en novios.

Carlos: Pero algún día reharás tu vida, imagino. No te vas a quedar sola para siempre. ¿O sí?

Alicia: No lo sé… eso no lo puedo saber. Por ahora prefiero no pensar en ello. ¿Bueno y tú qué? ¿Eh? Ahora que ya no estás con Isabel, alguna galana por ahí eh?

Carlos: Sí, hay alguien… (Mirándola a los labios)

Alicia: ¿Ah si? Oye ¿Y la conozco? (Pensando: “Es mejor así… para no hacernos más daño, pero… Ay Diosito porque todavía siento estas cosas, por qué”)

Carlos: Claro que la conoces, es una mujer muy bella, muy dulce, tierna. Tiene su carácter, eh, no te vayas tú a pensar. Sabe darse su lugar (Sonríe)

Alicia: Chica lista, sí señor. Me gusta para ti. (Sonríe)

Carlos: El caso que ella no me quiere… (Bajando la mirada)

Alicia: ¿Por qué? Anda, anda… ¿Cómo no te va a querer? Por favor… (Mirando a unas chicas que están sentadas en otra mesa) ¡Chicas, qué mujer no va a querer a este bombon, por favor! (Burlándose, las chicas se rien)

Carlos: No te rías, que es en serio.

Alicia: Pues dile de mi parte que es una idiota. (Sonríe)

Carlos: Eres una idiota… (Sonríe)

Ambos se quedan en silencio, mientras se miran sin decir nada. Alicia se queda sorprendida pero en el fondo sospechaba que esa mujer de la que hablaba Carlos, era ella. Escuchamos música.

Marta Sánchez – Sigo Intentando

Y aquí, sigo intentando
Borrar todo el pasado, de un amor que fue
Todo lo que ves, no sé como caminar
Y aquí, sigo escapando
De ti, quiero encontrar, otra vez mi verdad
La que un día más, me dará fuerzas para continuar…


Alicia: Carlos… (Emocionada)

Carlos: Te amo. Por favor, no te vayas… no me dejes…


¿Perdonará Alicia a Carlos?


CONTINUARA

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